Manipulación genial de la mitología china con el Dragón de la Suerte. Hace tiempo hubo una Edad de los Dragones, pero fue, sobre todo, demasiado ficticia para creerla. Ahora nos toca batallar contra otros dragones que están poniendo el mundo de vuelta y media. La suerte no nos sonríe, porque hay, sobre todo una cantidad ingente de corrupción. Está de moda manejar el dinero de la colectividad, y regalarlos a espuertas, mientras que, de una manera u otra, no hay empleo, o no se produce empleo. El mundo está pasando por una catársis de la que ignora si se podrá recuperar o quedarán cicatrices.
La corrupción siempre ha existido, pero ahora, más que nunca se ha materializado. Está de moda, al parecer, quitar dinero a los que pagan sus impuestos, y darse la gran vida; pero nadie ha acabado en prisión, cuando debería.
Es probable que la Era de los Dragones vuelva, pero ya no son dragones, sino seres humanos que prefieren vivir de los ERES, los negocios clandestinos, y una suerte de empresas sumergidas en un orden ficticio de legalidad. Y los jueces se han dormido, porque es demasiado trabajo para sus neuronas.
Y hablemos de la Guerra del Pan, en Valencia: trata de colapsar el mercado, para conquistar parcelas de poder. Está claro que nos ha tocado, por lo menos, una lotería. Si se extiende por toda España, es probable que los dragones renazcan, y regresemos a un régimen al estilo medieval, en donde había clases, latifundios, y muy poco que gastar. El asunto es, desde luego, descabellado. Un nuevo imperio está naciendo, pero no hay sandalias que se atrevan a pisarlo.
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