Distinguir la realidad y la ficción es un trabajo arduo, pero no cansino. Hay obras en que la ficción funciona como un mecanismo bien engrasado, y no se agota nunca. De ahí que se vuelva a leer una y otra vez.
La fórmula realidad/ficción no trata sobre que es la realidad o la ficción, sino como la imaginación, y la capacidad de inventar, se resuelve, sobre todo, cuando el lector acepta el contrato con el autor. Pero se trata de una línea muy fina.
Es posible, sobre todo, que dicha ficción esté inspirada en la realidad, o que, esa misma ficción, se funda con la misma.
Y eso no ha de preocuparnos. En primer lugar, porque hay que dejarse llevar por la obra, y disfrutar. Además, cuando todo esto se funde con la metaficción, estamos tocando unos palos originales que, tal vez, arreglen nuestra cojera, pero que nos permitirán continuar caminando.
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