Hace días que no escribo en la novela. Estuve ocupado en otras cosas, formándome. De todas maneras, sigo el consejo de un amigo, Martin-Martin, que me ocupe de la poesía. Pero, desde luego, necesito escribir la novela, enfrentándome a la narrativa, buscando la manera de amaestrar la prosa y la palabra. En fin, que, por lo menos, esa espina clavada no quede en nada.
Desde siempre he procurado escribir, pero nunca he conseguido, sobre todo, que la escritura se adhiera a mis caprichos, que no suelen ser muy complicados. Pero el escritor siempre ha de vérselas con el lenguaje, y he ahí donde radica lo más complejo de la escritura. Escribir una línea es jugársela, desde luego.
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