Entradas Universales

domingo, 3 de febrero de 2013

Strike! CONTACTO CON LUTHOR

La maniobra de distracción de Strike! dejó a Kiara agotada. Strike! aprovechó esta acción para vestirse de incógnito, fuera de las miradas de sus súbditos superheoicos, y por qué no decirlo, bastante atemorizados para enfrentarse con el Emperador de Tierra Krypton.
Para comprobar como podía ponerse en contacto con Luthor, decidió moverse por los niveles más bajos y pobres de las miserias de la ciudad. De hecho, Metrópolis había cambiado mucho, y sólo en los niveles superiores vivían mejor que en los bajos fondos, donde iban a parar los "desechos" o personas que habían dejarlo de serlo, por caer en desgracia.
Supo que Luthor se había refugiado en los niveles inferiores para no llamar la atención, y porque Kiara se lo había dicho cuando, en uno de sus orgasmos, lo soltó con insistencia.
-En los niveles inferiores-y gimió de placer y agotamiento, en ese paroxismo dulce del placer.
Pero había algo más: Batman era un proscrito, y Luthor, quizás también lo era. Strike! se dirigió a un mendigo andrajoso que se calentaba al fuego de una hoguera en un cubo de metal. La hoguera chispeaba vomitando cenizas azules.
-Busco a Luthor.
-¿Quién lo busca?-preguntó el mendigo.
-Un amigo.
-El Gran Luthor no tiene amigos. Sólo tiene su fe(1).
-La fe no lo es todo.
-Palabras de perdedor. Cuando el Monarca subió al poder, de nada sirve la materia.
"Se refiere a mí", pensó Strike!,"me pregunto qué hice o qué no hice".
-¿Hacen unas monedas?
-De nada sirve la materia.
-Pero tengo que encontrar al Gran Luthor, insisto.
-El oro se encuentra aún más profundamente enterrado-dijo el mendigo-Sígueme.
Strike! siguió al mendigo. Descendieron por un montacargas sucio de sangre y orín, que ensordecía con su ruido metálico. El recorrido era extremadamente grande y extenso. Strike! sintió como descendía al mismísimo infierno, y su corazón se le aceleró. Trató de tranquilizarse, sin éxito. Le preocupaba la sangre del montacargas.
-Sangre de infieles-dijo el mendigo.
El montacargas paró. El mendigo golpeó la puerta de metal tiznado de grasa seca y maloliente, y la puerta se abrió, con un crujido molesto y oxidado.
-Llamad al Gran Luthor-y el mendigo pronunció un Sura del Corán.
-¿Es extranjero o infiel?-preguntó una voz. Era Muhammad Luthor, no había duda.
-Ambas cosas.
-Que entre; pero que se descalce primero. Este templo es puro, y no quiero que un extranjero lo contamine. Cerrad la puerta, y no me molestéis más.
-Sí, Gran Luthor.
Y la puerta se cerró, como si le dolieran todos los remaches y junturas.
-Sé quién eres. No hace falta que ocultes tu rostro de mestizo, David-El. Podría matarte ahora mismo, pero no puedo moverme.
Estaba oscuro, pero las luces se encendieron, y Luthor permanecía en el interior de una máquina enorme, en donde sólo se le distinguía la cara, con mucha barba, y el cabello cortado al cero, mostrando un rostro moreno y un cráneo pelado, igual de tostado.
La máquina era una esfera dorada que emitía silbidos por una inteligencia artificial.
-¿Contento de tú obra, oh Gran Monarca?
Strike! se quitó la capucha.
-¿Qué te hice?
-Ciego es aquél que no mira a la verdad con los ojos. ¿Qué quieres de mí, David-El? ¿Vienes a romperme más los huesos? ¿A triturarme el hígado, a destruirme?
-Quiero encontrar a Batman, y que me expliques que pasó durante mi ausencia.
Luthor se rió, sarcástico.
-En realidad, nunca te fuiste. Quédate. Hay mucho que contar, y yo tengo poco tiempo. El suficiente para morir, y el necesario para matarte.
Strike! utilizó sus rayos x para detectar la bomba, en el interior de la esfera, cargada con kryptonita.
"¡Ostras!", fue el pensamiento de Strike!, que en estos momentos, recordó que había sido bibliotecario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario