Entradas Universales

miércoles, 14 de agosto de 2013

Libretas: tesoros ocultos

La libreta de uno suele ser muy personal. La razón: hay escritos que nunca verán la luz, anotaciones que no podrán verse, desde luego, hasta el final de la misma. Cada uno escribe o anota para consigo mismo, sin necesidad de receptor. Puede consultar la libreta y encontrar ideas que desechó en cualquier otro momento. Es posible anotar todo un mundo, pero el mundo completo es la libreta, y eso, contando con que la libreta es una serie de ideas que, en muchas ocasiones, llegan a desarrollarse, y en otras, desde luego, no.
Aún recuerdo mi primera libreta, allá, por los años 80. Casi a finales, cuando iba al instituto. Tomaba nota de todo. Proyectaba novelas de aventuras que no han visto la luz, héroes y un largo etcétera. Por lo menos, cuando llegaba a casa y tomaba notas, me sentía más protegido de los matones del instituto que, tan listos que eran (ahora lo serán menos) no paraban de denigrarme, molestarme o averiguar hechos de mi vida, que no era la suya, para luego devolvérmelos modificados y tergiversados.
Creé un villano simiesco basado en un musculado diminuto, encorvado, de rostro primate del neolítico, en donde su única obsesión consistía en hacérselo pasar mal al protagonista. Estoy seguro que aún no se ha despegado de su rostro de chimpancé; pero hasta los chimpancés lo repudiarían, de la repugnancia de su mente elevada al cero cero; es decir, un encefalograma plano como nadie ha visto.
Pero no llegué a lograr que la historia madurase. Estaba embebido en mi dolor. Pero los ceros son siempre ceros, y pueden olvidarse. En las libretas se encuentran tesoros ocultos. Te encuentran con primates que han perdido su humanidad, sin que ellos se den cuenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario