En esta época, por mucho que se intente anotar toda la vida o la realidad, sucede totalmente lo contrario. Se necesitan muchas vidas, y mucho tiempo, para tomar apuntes interesantes. Los apuntes, o notas, no suelen ser buenos, no alcanzan la maestría de los maestros y maestras de la literatura. Pero también tiene que ver la situación o la circunstancia. O el día, que no suele ser, sobre todo, o ante todo, nada proclive a la inspiración, y en verano, con el calor, más.
En tiempo fresco o frío, los ánimos de la escritura se vuelven más calmos, pero al pasar la ráfaga del viento norteño, el asunto cambia. En verano, se pueden tomar millones de notas o apuntes, pero pocas significan algo. Repasando mi libreta anterior, me cuesta descifrar, por la letra, aquello que escribí, y necesito, por lo menos, escoger un día, en este caso, para descifrarlo. Y la descifro, pero hay apuntes que no me sirven de nada. O que, en mi caso, a mí me lo parecieron. No todas las anotaciones no son válidas.
En tiempo fresco o frío, los ánimos de la escritura se vuelven más calmos, pero al pasar la ráfaga del viento norteño, el asunto cambia. En verano, se pueden tomar millones de notas o apuntes, pero pocas significan algo. Repasando mi libreta anterior, me cuesta descifrar, por la letra, aquello que escribí, y necesito, por lo menos, escoger un día, en este caso, para descifrarlo. Y la descifro, pero hay apuntes que no me sirven de nada. O que, en mi caso, a mí me lo parecieron. No todas las anotaciones no son válidas.
O lo son, en un futuro.
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