Permanecen descansando en las carpetas o cajones. Son trabajos que, posiblemente, no han madurado, pero que, con el tiempo, son escritos valiosos. Se les otorga la certeza de que, en un futuro próximo, sirvan para ser publicados. Son y no dejan de ser ocupaciones nobles. No se hace daño a nadie; pero es pura creación.
Basta con sacarlos de su letargo, que despierten, para que, una vez aseados y limpios, de ellos se libere una novela. Nunca hay que descartar estos manuscritos. Siempre quedan lugares para los mismos y, en un futuro, se convertirán en valiosos documentos.
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