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lunes, 7 de febrero de 2011

Blancura con sorpresa


No me refiero a la piel, pues eso sería bastante racista e incomprensivo. ¡Qué todos somos humanos! (bueno, no exactamente, unos más que otros si comparamos este siglo XXI de Dictadores, con el siglo pasado, de más Dictadores en decadencia, porque sus sistemas políticos y económicos se hunden); pero, si la blancura denota inocencia, en el vestido, o en cualquier tipo de ropa, me parece que eso es dudoso. De todas maneras, el color blanco no está reñido con la belleza; pero sí, con la sinceridad. En China y Japón, vestir de blanco significa luto; aquí, el negro, es luto, mas no se hacen distingos cuando lo viste una mujer con intenciones de seducción preclaras y muy del deseo para volverse más deseable. Pero este siglo, además de catastrófico es, desde luego, el heredero del siglo XX, de finales del siglo XX, en donde el sexo campa a sus anchas (y no lo critico porque, en cierto sentido, es saludable, según se utilice, claro); pero, en este caso, vale más lo que se insinúa, como el simbolismo que se quiere transmitir-si lo hay, claro-, y no es un obstáculo, para comprender que, si es necesario, es preferible que sea sano, y no enfermizo, siempre que se busque lo Bello y la belleza; pero sin ofender a nadie. Ante lo sospechoso, impera el criterio de cada uno. Alea jacta est!

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