Entradas Universales

martes, 8 de febrero de 2011

Pesas


Que yo recuerde, hubo un tiempo en que estaba muy delgado, posiblemente, por los nervios, o por lo que se comprobó después, por la enfermedad. Por otra parte, nunca me gustó estar delgado. Envidiaba a los gruesos y a los fondones, en cuyo caso, mí físico, en esa época, dejaba mucho que desear, pues, en el colegio, me apodaban "Huesos", por mi extrema delgadez, que luego he visto que no era mucha, pero, que, a mí, no me convencía mi aspecto. Ahora, me da exactamente igual, mientras pueda vestir la ropa de mi talla: en ocasiones, gasto un 56, es decir, una XXL, que voy a la zaga con mi hermano mediano, y eso que los dos (hermanos) que tengo, me sobrepasan en estatura y peso. Eso no significa que coma mal. En cierto modo, apenas gasto en ejercicio, porque, este año, apenas he ido a ejercitarme. Pero ya iré un día, que duda cabe, para aprovechar el bono.

Pues bien, durante esa época de "Huesos", creo que partí un diente a un amigo que se sobrepasó, y que luego, tuvo terror o se horrorizó de mí. Pero había empezado él, y eso era imperdonable. De crío, es mejor que no te insulten o provoquen porque se te atraviesa, y este amigo, se estaba pasando con sus desprecios. Lo cierto fue, que, al golpearlo en la mandíbula, ni por asomo sabía que mi huesudo codo le iba a ahorrar el trabajo del dentista. Cierto, le rompí un diente o se lo saqué cuajo, pero es que no medí la consecuencia de mi acto, y no era, precisamente, una circunstancia. Más bien, algo que no debería haber pasado; en el instituto me rehuía, e hizo que no me conocía, pero yo hablaba con su hermano. Por cierto, que no sé nada de él, y le auguro lo mejor en estos tiempos de crisis. Lo siento por el diente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario