Da la sensación de que nuestro Presidente vive en constante alegría. En plena crisis económica, tan proclive en nuestra geografía, el Zejador insiste en reír. Naturalmente, le sale gratis. Lo más seguro es que se ría porque él no ha notado la crisis, mientras nosotros le llenamos la cartera de por vida. Con más de 4 millones de desempleados, bendita la gracia que me hace este sátiro de la política, que nada hace, porque nada ya le importa.
Por otra parte, y ya es sabido desde hace tiempo, hay corrupción tanto entre las filas del Zejador, como en la Oposición. Ambos se hallan igualados y no hacen otra cosa que echarse la basura a la cara. Conocido es que a Rubalcábala le ha pedido que se exilie a Roma, porque lo tiene claro con los jueces; y es que el Faisán se ha vuelto indigesto para un estómago tan servil y delicado como el de Rubalcábala. Parece que el Gobierno está pasando por una de sus pruebas más difíciles; pero bendita la gracia que me hace que el Zejador muestre sonrisa Profident a todas horas.
Será mejor que nos lo pensemos: no ha de ganar las elecciones en 2012, porque entonces, el caos se nos servirá en bandeja, y es muy posible que haya estallidos de violencia en un país en donde ya no se gana dinero, porque el Zejador ha cerrado la puerta de la economía. Su economía sostenible es insostenible. Pero de las crisis no nos pueden salvar con trucos de ilusionista o prestidigitador.
A ver si estamos a los que estamos: una sonrisa no hace verano, porque no es agradable cuando la foto o retrato se respira durante dos o tres legislaturas. Necesitamos caras nuevas, y nuevas soluciones, y no sonrisas para salir bien retratado en la foto.
¡El cambio definitivo, ya!
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