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jueves, 3 de febrero de 2011

El tiempo: ese imprevisto


Cuando crees que todo está bajo control, resulta que es un pensamiento falso. No todo se halla bajo el control del control. Y no todo se resuelve a la primera. Las manifestaciones del tiempo es una paradoja: pasa, pero tratamos de atraparlas, hasta el punto de que, en ciertas situaciones, vemos y observamos que el tiempo, aún sirviéndose de compartimentos estancos, nunca se dejará atrapar, porque nunca ha existido. ¿Eso que significa? El tiempo es una ilusión, se mire por donde se mire; y eso es lo que nuestra mente no acepta, porque el tiempo se puede dilatar hasta el infinito; pero la luz material, por mucho que se curve el espacio. Pero la luz no es el tiempo, por mucho que Einstein insista que dicha luz es la regente de los sucesos. Entonces, por esa regla de tres, la oscuridad, la ausencia del luz, también se curva. Y, a mí, no me vale la respuesta de que, el tiempo se mide por la luz. En teoría calibramos el tiempo según la percepción interna de nuestra mente, y, hasta esta lo da por sentado, cuando, en realidad, lo primero que se ha de hacer y planear, es empezar a dudar. Tampoco vale que uno vaya a la oficina de patentes para crear diligentemente una teoría. Es como desentrañar los píxeles, uno a uno, de una fotografía jpeg.

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