Gadafi, Muamar al Gadafi (alias Muchoarmar al Gadafi) acaba de perder los papeles en su faceta de dictador libio. Me da la sensación de que, después de oprimir al pueblo, cuando éste se manifiesta, le pone de los nervios. De manera que ha decidido bombardear a los manifestantes con cazas del ejército libio, y les ha dado la orden disparar y bombardear a todo cristo-civil que se manifieste. Vamos, esto no lo ha hecho ni Hussein, que ya es decir. Después se ha disculpado y ha echado la culpa a la juventud, añadiendo que son unos borrachos, unos fiesteros, y una serie de improcedencias de riña vecinal (Gadafi me recuerda a un tal Rubén, que sin consultar nada, se dedicó a exigir pelas, cuando nos adeudó, por cinismo canino, la resolución de que lo votaramos como Presidente de la Mancomunidad, cuando esta llevaba años extinguida. Por suerte, no prosperó, porque su juego era hacer lo mismo que cualquier dictador: me quedo con la saca vecinal, y allá se las ventilen. Arrugado y seco Rubén, sal de la política vecinal, que de nuestra pequeña Comunidad de Vecinos, no vas a ver ni el polvo de las escaleras); no contento con eso, y con un paraguas encima-para que no le caiga todos los detritus habidos y por haber, luego Gadafi se ha tranquilizado. Pero oprimir un país hasta condenarlo a la nada económica es como gastar unos euros en un alimento vacío de calorías. Desde estas líneas, te digo, Gadafi, que te contraten, de nuevo, para una versión de Spitting Image del siglo XXI, guiñol.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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