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sábado, 5 de febrero de 2011

Egipto y Caos


El caos egipcio no sólo ha tenido la culpa su dirigente, Osnic Mubarak, sino que ha sucedido lo mismo que en el Gobierno del Zejador. Teniendo en cuenta que Mubarak no hizo reformas, sino que apoyó la corrupción, empobreciendo al País del Nilo, y manteniendo una tensión entre otros países del continente africano, o bien, cerca del asiático. Lo peor no es que no resisitiera la tentación de vaciar las arcas; lo peor es, que, aún buscando el tiempo para las mejoras, el ejecutivo entrara en crisis, y decidiera suspender el régimen, con un estado de excepción, imponiendo el toque de queda (casi lo que hizo Pepiño Blanco con los controladores en España, pero más sensato, o insensato, vaya usted a saber); y más cosas: Egipto se ha quedado en números rojos, y no parece que haya empleo. Con un poco de mala suerte, en el 2012, o a partir del mismo año, los números rojos llegarán a pesar en la península, y entonces, el caos egipcio será el caos español, porque, ni el Gobierno ha actuado a tiempo, ni le interesa. Dice Rubalcábala que mejorará la cosa. Como es un mentiroso compulsivo, mejor no hacerle ningún caso, porque, hasta ahora, las reformas de las reformas, no son precisamente una tabla de salvación para el país. Y aferrarse a la Moncloa, lo único que puede suceder, es que la silla o sillón del despacho de la Moncloa, sea un asidero de puntiagudos clavos, que se soportan por la pasta, nuestra pasta. Sarna con gusto...

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