Gadafi, poco después de perder el control sobre su ser y sobre su persona, aún continua bombardeando y disparando a sus civiles, que ya no son sus. Huyendo del peligro, ha decidido que lo mejor es atrincherarse, a muerte, en su palacio, construido con los robos y diezmos al pueblo que ahora ataca. Lo más probable es que no salga nunca, porque quiere morir como un mártir. Un mártir, ¿de qué? Los dictadores, si son déspotas y asesinos, por regla general, no mueren como mártires y, si lo hacen, es tomando el pelo a todo el mundo, y riéndose a sus espaldas: pero la comunidad internacional le ha calado (ya lo había calado antes, lo que pasa es que muy fácil echar la vista a la gorda-lo tenía a huevo, lo juro) y ha decidido darle la espalda. Muy bien; pero, ¿porqué no lo llevaron hace años a cabo, mientras el guiñol libio, autor de un Libro Verde, por cierto, y no es pornografía-¡niños, a la cama!- en donde demuestra algo de su teísmo personal y político, y mucho de su egocentrismo, tanto que, la obra, traducida a varios idiomas (excepto al castellano), se refleja en toda su locura, con eso de que el poder pertenece al socialismo y al Islam (así le va, y así nos va) y unas ideas compatibles con el Libro Rojo de Mao (otro que sigue bailando, desde luego); pero yo he llegado a la conclusión de que endiosarse no es bueno, y merece un estudio psiquiátrico, que lo encierren y pierdan la llave. Pues bien, Muchocadáver al Gadafi está asediado a muerte, y como no tiene nada de mártir, hasta el ejército libio, le ha retirado el apoyo. Queda saber si el final está cerca, como en la novela Jarrapellejos de Felipe Trigo (y no es para críos).
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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