Se está celebrando el Bicentenario de Jules Verne, escritor francés nacido en Nantes. No me voy a poner erudito, porque, a mí, lo que me sobran son datos sobre este escritor que lo ha conocido de crío por sus obras, y porque, en la Biblioteca de mis progenitores, contenía casi todas las obras de este autor que, no sé si por mala suerte, o por perfidia, no se le aceptó en la Real Academia Francesa de la Lengua, por ser demasiado popular y comercial (de hecho, fue explotado por su editor, y siempre procuraba terminar los encargos a tiempo); pero, sin duda, eso no lo convierte en un mártir, si no en un ejemplo de perseverancia y honradez. Recuerdo muy bien algunas de sus obras. Pasé las Veinte Mil Leguas con el Profesor Annorax, o los Ochenta Días con el square Phileas Fogg y Passepartout, en el Centro de la Tierra, teniendo la certeza de que todavía es un misterio insoluble. Pero no podemos reprochar a Verne que creó el género de aventuras, hasta tal punto, que logró el nacimiento de otro género "de anticipación", nuestra moderna y sofisticada ciencia ficción. Por otra parte, Verne siempre ocupará plaza allá donde vaya, porque un clásico popular, nunca muere, y se encuentra en casi todos los anaqueles de las bibliotecas de casas y municipales. Porque Verne es el símbolo de la originalidad y el clasicismo aunados. Siempre Verne en nuestro espíritu.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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