Entradas Universales

martes, 31 de julio de 2012

Calor y agobio

Un mes con mucho calor, que he pasado escribiendo quizás sobre cuestiones peregrinas. Desde que este blog lo puse en funcionamiento, ha tratado de ser variable. Aún me quedan entradas por escribir y etiquetas por multiplicar.
Hemos pasado un mes por agua y demasiado calor, un calor agradable algunas veces, y agobiante e irrespirable en otras. La crisis continúa. No parece que se vaya a acabar; pero, en este caso, el verano sirve para disrfrutar, hasta el punto de que, en muchas ocasiones, hasta ni de las vacaciones es posible disfrutar, porque todo el planeta se encuentra en una crisis que algunos prefieren obviar, y de la que otros se aprovechan.
Ya quisiera (pero odio esta palabreja) que las cosas se arreglaran, pero los culpables son otros, que aprovechan las pérdidas para guardar y aumentar sus ganancias. Hay mucho río revuelto, y los peces están ahí; mas las redes las imponen otros.
A esto se suma la corrupción en casi todos los estamentos del país, y el aumento del paro, que vamos camino de los seis millones. Y la guerra, siempre presente, visual e invisible. No voy a ser tan ingenuo como para pensar que todo puede arreglarse. Los acontecimientos históricos van lentos, o se encuentran dinámicos pero con pies de cemento. Esperemos que el mes que viene se presente mejor.
O, por lo menos, que se intente.

lunes, 30 de julio de 2012

El ordenador como instrumento artístico

¡Qué no me vengan con que el ordenador no es artístico! Para escribir hay que cuidar todos los detalles. Dios se encuentra en los detalles; en cambio, el Adversario, siempre se las apañará para demostrar que ama el caos y el desorden.
El mundo no se acaba por escribir en una pantalla. O en un folio. Es posible combinar ambos aspectos, hasta el punto de que se les puede sacar provecho.
Mejora, sobre todo, la capacidad para reflejar nuestras actitudes literarias y artísticas en nuestros escritos. De hecho, Wilde llamaba "arte", a la capacidad de escribir, no sólo obras maestras, sino mejorar el mundo. ¡Lástima que este sublime y magistral autor, muriera solo y en la indigencia, y alcohólico, en París! Wilde sabía qué significaba ser apreciado, no sólo por escribir bien, sino por elevar la propia escritura a la categoría de arte, y no a un mero instrumento administrativo o comercial.
Por eso, el ordenador no empobrece. En sus programas se nos facilita la capacidad para ser más creativos, y empezar cada día, con un hecho interesante que contar.

domingo, 29 de julio de 2012

Monacal

Tampoco es cosa de meterse en un monasterio y ponerse a copiar e iluminar manuscritos. Basta con un poco de recogimiento, con cierta tranquilidad; pero una obra maestra no saldrá.
Para eso ha de pasar mucho tiempo. Incluso el tiempo en contra, las responsabilidades diarias, y un largo etcétera...
Con la tecnología, nos queda poco tiempo de soledad, para escribir. La noche es la única salida, y una cierta tranquilidad, pues se trata de escribir lo primero que se te ocurra.
Tampoco tiene porqué ser lo primero, lo segundo y lo tercero y lo cuarto... , también cuentan. Basta con ponerse. Pero no soy el más indicado. Para eso, basta con buscar información, leer libros o manuales, y leer mucha literatura, de cualquier género. Y asistir a Talleres.
Los Talleres son muy importantes. Te guían en las dudas, te ofrecen ayuda, y podrás leer tus primeros intentos, o los últimos. Como véis, no es necesario la vida monacal para escribir. Sólo la voluntad e intención de escribir. Si no es hoy, mañana, o al día siguiente. Depende mucho como te encuentres. Porque, escribir todos los días, puede resultar una bendición, un suplicio o un agotamiento.
Dependiendo de la persona. Sé que hay muchas que no pueden dejar de escribir, aunque la composición no se escriba en un futuro. Pero a la hora de escribir, todo recurso es válido.

sábado, 28 de julio de 2012

Mind Power

Por mucho poder mental que tengas, si la idea no es buena, empieza de nuevo, o deja la escritura por el momento. Hay buenas ideas que no llegan a buen puerto. Por experiencia, sé que, por muy buenas ideas que tenga, un cuento no me va salir a la primera.
Antes era muy prolífico, e incluso, llevé al Taller (La Calabaza, en Alameda de Osuna) hasta tres cuentos simultáneos, y me sobraba energía. De los tres, sólo uno me salía, y, en ocasiones, ni eso. Entonces, empezaba a preguntarme si perdía el tiempo "juntando palabras", o que la cuestión era yo, que me comprometía a escribir un relato cada semana, e incluso más, cuando la escritura de poemas, me lo permitía.
Y no. No veréis ningún poema en este blog de mi cosecha. Generalmente, hay aspirantes a poetas que no han leído un libro en su vida. Con un amigo, llegamos a la conclusión de que se trataban de unos penosos intentos que, en vez de elevar las cumbres del Parnaso, más bien se desechaban a los residuos de los malos vates y cantores.
Naturalmente, tanto para escribir prosa o verso, es mejor prepararse,  no vaya a ser que caiga un batacazo, y la creatividad se suma a la crisis que estamos viviendo. No hay que ser tan prolífico, si la mitad es insalvable.
De manera inoportuna, casi todos, o todos mis cuentos salían muertos o en coma de mis manos, y había que llevarlos a urgencias, por si se salvaban. Ninguno sobrevivió; alguno mejoró, y otros, no había modo de devolverlos a la vida.
Por eso, os aconsejo que os demoréis a la hora de escribir un cuento semanal. Si hasta el tercer día no lo habéis completado, mejor. Los vehículos se construyen en un día, pero los empleados de la fábrica, para que funcione el mecanismo, han de seguir una cadena, para que el producto salga perfecto. Por suerte, la escritura ofrece que puedes escribir un cuento en un mes, y luego corregirlo al año siguiente. Pero, como algunos trabajáis, no pasa nada. Os quedan los fines de semana, o las vacaciones, y podréis entrenar en el Poder Mental de la Creación Literaria (o Escritura Creativa); y que los fracasos no os desesperen. Son un impulso más, para continuar escribiendo.

viernes, 27 de julio de 2012

La primera hoja

Todas las hojas son siempre las primeras. Como no soy el más indicado, según mi experiencia, el hecho de escribir, siendo vital (para algunos) es un hecho difícil de negar.La primera hoja sirve para empezar, y de ahí, muchas más. Algunas irán a la papelera, o quedarán como archivos que, en su momento, servirán. O no.

jueves, 26 de julio de 2012

Congelado

La imagen no es coincidente, pero casi parecida. He pasado muchos inviernos con las manos congeladas. Los dolores articulares en los que deseaba morir, porque las falanges me dolían. Los días de reparto, en donde, si llovía, los guantes se mojaban, y luego, si helaba (y es curioso que lo escriba en pleno verano), esos mismos guantes se petrificaban y helaban, con la imposibilidad de permitir su movimiento.
No elegí ser repartidor, hace tiempo, porque es una acción que pertenece al pasado; pero tampoco pude madurar como mozo de almacén. Sólo recuerdo los tres inviernos que pasé, y la imposibilidad de batallar contra el frío. Llegué a tener incluso enfriamientos pulmonares, en los que penetraba el aire frío por la tráquea, con la consabida fiebre.
Y a nadie le importaba.
Pero, cuando nevaba o helaba, la capacidad de congelación estaba a la hora del día. Yo seguía adelante, pero el frío es imposible de combatir. Y es, desde hace mucho tiempo, una batalla perdida.

miércoles, 25 de julio de 2012

Improcedencias e injustificaciones

Hace más de una década que el mundo del trabajo me es tan ajeno y no se asemeja nada al mundo humano. Y, ahora, en esta Memorabilia, no se me han olvidado las ocasiones en que se ponía punto y final a mi existencia como trabajador o empleado, y que, ahora, no me afecta. Es doloroso que afecte a otras personas cercanas y, si pudiera hacer algo lo haría.
Pero recuerdo que, de los años 1992  al 1994 fui despedido sin razón aparente de todos los empleos en los que me contrataron (hubo hasta "mobbing", esto es, acoso laboral, por parte de los jefes, y de los compañeros. Algunos, no todos. Los algunos, en cambio, parecían estar en Babia, dicho sea de paso); hubo diferencias de criterio, y quizás varios choques. Pero, además de ser siempre algo polemista, no me gustaba nada que atacaran mi dignidad. Por ejemplo en un comercio de alimentación, uno de los encargados no dejaba de insultarme, y llegaba a casa, además de con el cuerpo dolorido (porque me dejaba la piel) la cabeza no muy bien. Ataques de angustia, ansiedad, arritmias que me provocaban molestias digestivas, y un largo etcétera de incomodidades físicas.
 Por esa época quería dedicarme a escribir. Pero era imposible. Mi mente trabajaba mucho, pero no veía buenas ideas. Pero el germen de este presente se encontraba en ese pasado de hace un siglo (de finales de siglo, claro); en otro empleo, el roce fue con el encargado: me ocupaba de la limpieza de la calle, como peón de la limpieza, los fines de semana y días festivos. Lo que provocó la tensión fue que el encargado, de nombre Javier, se dedicó a aficionarse al acoso laboral, hasta que un día estallé porque decía que tenía que llegar una hora más tarde que mis compañeros. Me negué, y reconozco que lo envié a un lugar bastante asqueroso con las palabras. Intentó hacerme firmar un papel en blanco, pero me negué. Una hora después, me hallaba fuera del cantón.
-¡Qué no entre el próximo día!-le escuché al encargado.
Al llegar a casa el peso disminuyó, pero también me sentí estafado.
En otro trabajo, el despido se debió a un sapo de cabello rubio y con gafas, que, en cierto momento, y en presencia de todos los compañeros del turno, por la tarde, se metió conmigo, delante de todos, refiriéndose a poner en duda mi virilidad, y con un insulto molesto y bastante pobre. Yo le respondí:
-No pensaba lo mismo tu mujer la otra noche.
No era cierto, pero el sapo asqueroso empezó a llorar, y creo que se chivó como una perra a los jefazos. También, me gritaba en sollozos que me iba a enterar. La cobardía tiene muchas salidas, y delatar de nada a un compañero, o subordinado, parece que está muy premiado.
Cuando me fui a disculpar, me dijo el sapo:
-Es demasiado tarde.
le repliqué:
-Exacto. Demasiado tarde.
Pero no olvido que casi toda la empresa me hizo acoso laboral. Casi todos se pusieron de acuerdo para provocarme tensión e, incluso, mis defensas bajaron hasta el punto de contraer una gripe mortal. Cuando la empresa desapareció, porque un pez más grande se había alimentado del diminuto, no me alegré; pero sí me alegré por los desgraciados de turno que se confabularon para hacérmelas pasar mal. Creo que, ahora, es difícil que encuentren trabajo. El Destino da muchas lecciones, y el mal siempre regresa a quienes lo enviaron. 

martes, 24 de julio de 2012

A vueltas con el Bien y el Mal

Aristóteles dejó escrito que el Mal era la ausencia del Bien. Pero, entonces, el Bien, sería la ausencia del Mal, y estaríamos en las mismas, 2.000 años de Filosofía para regresar al punto de partida.
Relacionamos al Mal como la parte negativa ausente de ética y moral, del Caos primigenio, que el Bien, otro imperativo moral y ético, ha de enfrentar para mantener el equilibrio. Pensándolo bien, no carece de lógica, puesto que se utiliza en escritura, a la hora de justificar el comportamiento del héroe, heroína y antagonista. Sin eso, no habría mucho juego, desde luego.
Pero el asunto es más tremendo y profundo, y hasta delicado. El Bien y el Mal (con mayúsculas) también es una manera de definir algo, o de no definir nada. Cuando hablamos del Bien y del Mal, me parece que nos andamos por las ramas. Nietszche hubiera dicho lo mismo. La magnitud de estas dos palabras mayúsculas, con significado positivo y negativo, es un conjunto de mitologías milenarias, terror, ansia de conocer, y una larga fila de despropósitos. Volviendo a Aristóteles: es posible que este filósofo griego haya metido la pata más de una vez.
La bondad y la maldad pueden defiinirse, pero se obtienen unos matices que oscurecen una serie de significados que no son nada sencillos. Tal cómo yo lo veo: las acciones nada tienen que ver con ser definidas a partir de una moral y una ética predefinidas que no llegan a ningún sitio. Las acciones no son importantes. No significan nada.
El Universo puede estar tranquilo, porque nosotros, como bacterias de su organismo, pocas veces le provocamos alguna indigestión anímica, mientras nos envuelve con su misticismo de circo barato. Bien y Mal son imposibles de definir. Son palabras mayúsculas más grandes que nosotros, que la vida, que la muerte o cualquier recuerdo efímero.
Algunas religiones los definen como una lucha constante por el equilibrio. ¡Sed más originales, por favor, que el asunto no se resuelve apedreando al infiel! Y yo me pregunto: ¿Qué equilibrio? Si un sistema solar desaparece, y su final está vaticinado desde el principio, queda muy claro que los dos términos se neutralizan mutuamente. Y 2.000 años de Filosofía se van por el sumidero.
Si ambos términos son indefinibles (pero el Cristianismo se ha dedicado a introducirlos en un pequeño y estrecho Cubo de Rubik) el asunto se enmaraña. ¿Razón? Hay que tener mucho cuidado: luz y oscuridad, ausencia de la una y la otra, menuda sarta de estupideces. Somos nosotros los que decidimos que es el Bien o el Mal, y no los Ángeles o los Demonios. Pero los definimos a partir de ciertos criterios morales bastante dudosos. ¿Por qué?
¡Porque no lo sabemos! Carecemos de la base desde hace 2.000 años, o más. Y Zoroastro, en el fondo, es posible que fuera un escritor de Fantasía fracasado. Y seguimos tomándolo en serio: ¡Cómo están las cabezas, Manolo!

lunes, 23 de julio de 2012

Escritura y herencia

Llega el momento en que hay que escribir. No forzar la escritura, y vivir. No vivir para la escritura, sino vivir a través de la escritura, para ser testigo de cada momento. El mejor ejemplo es un portafolio o un Diario. Puesto que se trata de atrapar el día, lo mejor es el diálogo con uno mismo, o el contacto con factores externos.
La vida se compone de millones de historias, pero sólo podemos atraparla o cazar estas historias fragmentadas. Cada momento es necesario, y cada hora es necesaria. Pronto se comprende que, para tener historias, lo mejor es escuchar: hay tantas como personas, porque somos enciclopedias andantes; más que "sacos de huesos, carne y sangre". Homero es posible que escribiera La Iliada, pero, también es posible que uniera millones de historias, para crear el mito. Y el mito, es la narración. Nosotros somos testigos de haber recogido los mitos, de dar con la narración exacta, o con la narración que mejor nos da, y escogemos. Las decisiones las tomamos nosotros (pero me parece que esto ya lo dijeron otros con más peso que yo), porque nosotros, en realidad, somo las huellas de los que nos precedieron.
Hemos heredado la capacidad de soñar, pero también la de contar. Sin nada que tengamos detrás, en nuestra vida, no somos nadie. Sólo ceniza, al final.

domingo, 22 de julio de 2012

Una libreta para todo (o casi)

Basta con contemplar esta libreta. Abrirla y empezar a escribir, porque nada se nos escapa. La libreta es una compañera fiel. Por lo menos, no tienes que dejarle el número de móvil, y esperar su llamada. Te acompaña a todas partes, siempre está contigo, y si tienes algún pensamiento, tomas notas del mismo.
Yo llevo siempre una, pero no es de este color. Anoto casi de todo. Algunas veces, datos importantes; otras, extensas meditaciones (que no sé si algún día verán la luz en este blog. Por lo menos, queda la sensación de que el pensamiento estampado en sus hojas, no se pierda. Pero está claro que nunca se utilizará, claro. O sí.
Depende, naturalmente, de cada uno de vosotros. Llevad siempre una libreta, y conquistareis el mundo, o casi. No es un mundo material. Es un mundo que está siempre presente, pero al que no le damos la importancia necesaria. Nuestro mundo interior. En una libreta no sólo caben planes de obra (literaria); es un sinfín de posibilidades. Además, y es cierto, mantiene una cierta higiene mental.
Por ejemplo: y esa idea que llevas rumiando durante semanas, plásmala de manera imperfecta, ya la corregirás más adelante. Escribe en esas páginas que te invitan a descubrirte. De hecho, la escritura es un hecho interno que se presenta al exterior. Y ese mundo de posibilidades es posible compartirlo o no.
¡A propósito! Aún tengo que comprarme esas tabletas de Crunch! que hace tiempo que no pruebo. Y están anotadas en mi libreta.

sábado, 21 de julio de 2012

Un momento de quietud

Ante la esterilidad de algunos días, suelo buscar momentos de quietud, sin escribir; pero leyendo un poco, o en actividades que nada tengan que ver con escribir. Pero, indirectamente, sí.
Por ejemplo, los apuntes de otros, que, desde luego, pasarlos me aburre. Lo reconozco. O lecturas que me he dejado apartadas por ahí. En fin, que hay cosas por hacer. O escribir un poco en la novela que estoy intentando sacar adelante...
También hay momentos de quietud en que, si tomas un par de notas, te quedas tranquilo. Pero la verdadera quietud consiste en dejar que pase el tiempo. Ese tiempo que es tan necesario, y que se valora más alto que el propio oro.

viernes, 20 de julio de 2012

¿Para qué sirve?

Basta con abrir cualquier cuaderno y empezar a emborronar la primera hoja o página. Pero la pregunta eterna es siempre la misma: ¿Para qué sirve? En cierta manera, la respuesta es la siguiente, pues los más ateos en este arte lo confirman: no sirve para nada.
Eso dicen.
Eso defienden.
En eso, desde luego, se equivocan.
Escribimos para aclarar conceptos oscuros, pertenezcan a otras personas, o a nosotros mismos. Escribimos para que nos lean (si no lo hacen, da igual). Escribimos para sentirnos mejor acompañados, y sentir que aún podemos luchar por un poco de dignidad (os recuerdo que este blog estuvo a punto de desaparecer, hace un par de años). Escribimos para defender nuestros intereses (esto lo hacen hasta los políticos de turno, incluso cuando no hay dinero). Escribimos por muchas razones. En este mundo hay tantas razones como traseros: cada uno tiene la suya, y la defiende lo mejor que puede.
Ahora os toca a vosotros decidir el por qué de vuestra escritura. Recordad que, a pesar de tener razones, también tenéis principios.

jueves, 19 de julio de 2012

Días

Los días transcurren y no paran. Se suceden en cada momento, y dan la sensación de haber sido contados desde hace milenios. Quizás, por eso, a la hora de escribir, los días se aletargan, y se cristalizan. ¿Es la escritura la que cristaliza la materia?
Pero cada día es distinto. Hasta que llega la noche se ignora si el día es igual o semejante. No hay nada en comparación entre lo escrito, y cómo se describe. Escribir diariamente es la solución a la excusa de que no se tiene nuca algo que escribir. Pero, hoy, no es un amanecer muy brillante.

miércoles, 18 de julio de 2012

Piel de tinta

 Buscar un empleo al lenguaje, a la palabra, y ver que no se ha perdido nada, sino que se ha hallado. Eso es escribir, imaginar y reflexionar sobre la propia realidad y el lenguaje, la palabra. La palabra que habla o se queda muda, o que trata de gritar, pero en la línea se siente la angustia y la felicidad.
La tentación del conocimiento, de salir del Edén en el que despertamos, para enfrentarnos con la palabra. La curiosidad, manifestación eterna de la busca de saber del ser humano, desde hace tiempo buscadas, y la muestra de prueba de saber, también, qué camino elegir, y que dirección seguir, para mostrar la magia del propio lenguaje.
Decir aquello para mostrar, abrir los ojos del alma, y sentir, por lo menos, la sensación de que escribir cada día, se busca, sobre todo, la capacidad para que el mensaje llegue. Y tener la seguridad de que la última palabra es siempre la primera.

martes, 17 de julio de 2012

Muchas lecturas

Cualquier libro es el portal para viajar. No importa el género narrativo. De una serie de libros es posible extraer cualquier tipo de conocimiento. A la hora de escribir, es mejor haber leído. Conozco a personas que no han necesitado abrir un libro en su vida porque, según repiten continuamente, "la vida les ha enseñado todo lo que necesitan". Pero eso no es la excusa apropiada para no abrir un libro o más.
En realidad estas personas tienen carencia de curiosidad. Si la Universidad de la Vida les ha enseñado algo, es a comportarse como lobos en una manada, en donde el lobo jefe rompe y decide. Pero no abrir un libro, para no alimentar la curiosidad, sólo demuestra tedio del mundo. Pero reconozco que hay libros tediosos, incluso malos para leer. E interesantes para consulta sobre cómo no debe escribirse para causar soponcios soporíferos en el lector.
Incluso hay autores clásicos que gustan, pero que, en otras facetas, son tediosos y cansinos. Sea porque no lo han escrito bien, o porque no era su día. O cuando tuvieron la idea, decidieron no preocuparse en entretener y lograr el hechizo del sueño en la palabra del autor.
Muchas lecturas completan la formación de uno: pero hay lecturas que no acompañan, porque no despiertan la creatividad ni la sed de conocimiento.

lunes, 16 de julio de 2012

El diario como herramienta narrativa



En un diario es posible registrar todos los días de tu vida. Es diario en cuanto escribes cada día. Deja de serlo cuando sólo escribes día sí, día no. Importa más la acción de rellenar cada día el mismo diario, porque, después, puede servir para consultarlo al año siguiente, y comparar.
No tiene porqué ser una obra maestra. Estoy seguro de que Gide nunca pensó en publicar su diario, y que, en el momento de su publicación, el despierto Andrè no tenía ninguna intención de que sus desvelos para escribir Los monederos falsos que deja bien reflejados en sus diarios, le pillaron de improviso, sin que lo esperara. O eso, o que se trataba de una astuta operación publicitaria que, si he de ser sincero, le salió bien.
Pero un diario es un instrumento para que te eche una mano en los momentos de crisis creativa. Incluso, si es literario (pero literario es todo) la ayuda se intensifica. Pero no es dable que se haga público. Cada escrito es personal, y la vida del otro no le interesa a nadie, a no ser que haya algo interesante sobre qué enterarse.
Escribirlo mejora la manera de contar los hechos. De mejorar el estilo (que viene de stilus punta que servía para grabar signos en la arcilla blanda), y de conocerse a sí mismo; pero suena muy redundante. En estos tiempos, todos nos hemos olvidado de todos un poco, y priman los intereses económicos de los mercados. Nuestro contacto es el intercambio de información que, en esta época, se paga a precio de oro, o de saldo, según convenga.

domingo, 15 de julio de 2012

Fotos de la presentación de La Fábrica de Árboles

El pasado martes, 10 de Julio de 2012, tuvo lugar, en Ámbito Cultural de El Corte Inglés, la presentación de la novela La Fábrica de Árboles del escritor Miguel Gilaranz. No pude asistir, pero el propio autor me envió los documentos gráficos del evento.



Miguel Gilaranz aprovechó para firmar algunos ejemplares de su novela. La Fábrica de Árboles es la primera novela ecológica. La propia edición de la novela se ha fabricado con materiales ecológicos y naturales no contaminantes, y que ayudan a la preservación de nuestros bosques, ecosistemas y naturaleza.

sábado, 14 de julio de 2012

Sobre la ayuda del portafolio (clipboard)

 Siempre es posible llevar un portafolio a todas partes. Por ejemplo, yo lo suelo llevar, en verano,  a la piscina. Pero nunca fuera de casa. Además, un portafolio llama demasiado la atención: suele ser grande y llama la atención, incluyendo a personas que, por el mero hecho de tomar notas, no suelen verlo de la misma manera.
En cualquier lugar no es tan discreto como una libreta o un cuaderno de notas, o también, como una agenda. El portafolios, tamaño folio, dice lo mismo que un libro tamaño folio, liso y que esté bien encuadernado y listo para escribirse: llama la atención de una manera muy escandalosa (muy escandalosa, repito) y el asunto se complica cuando te dedicas a escribir sobre esto o aquello, delante del público. En primer lugar, no lo aceptan y, en segundo lugar, creerán que estás anotando cosas sobre ellos, cuando en realidad tratas de encontrar algún pensamiento que acabas de atrapar y que se puede fugar en cualquier momento.
¿Qué hacer?
La respuesta es bien sencilla. Ignorar el exterior. Sólo lo piensan, pero dudo mucho, por experiencia, que entren en acción. Las personas se preocupan muy poco de los extraños; pero es insoportable que, por el mero hecho de llevar un portafolio, te juzguen de cualquier manera. Si es negro, suele ser discreto, y nadie pregunta. Pero nadie preguntará. Es seguro.

viernes, 13 de julio de 2012

Sobre los Diarios o Journals...

Confieso que, por mi cuenta, llevo un Diario personal desde hace dos años. Pero no pienso desvelar. Apenas tiene que ver con esta Bitácora, en donde el viaje nunca acaba, puesto que tengo una más: www.laleyendadelinmortal.blogspot.com y que, en ocasiones, me libera de ciertos compromisos con la escritura, porque he creado su propio mundo, y que pertenece a este mismo blog.
Es posible que esta otra bitácora vaya lenta; pero ya lograré el ritmo, en cuanto pueda mutar dos brazos más y que un cerebro cibernético me ayude para escribir simultáneamente. En cuanto a esto, como ya está aclarado, pasemos al asunto que nos concierne.
Escribir un diario no es nada del otro mundo. Hay escritores que sólo escriben diarios íntimos o personales, se ponen a parir a sus amigos, y quedan bien con el lector, pero mal con todo el mundo. Sus diarios se encuentran cubiertos e infestados de mentiras, embustes y exageraciones, que les vendrán muy bien para oxigenarse y seguir atacando por los flancos para ver si hay algún Goliath que derribar.
Castillo del Pino propone esto: hablar mal del prójimo, inventar, corregir el diario y mentir como un cosaco. Dice de Los Cuadernos de Lanzarote de Saramago que le aburren, le provocan un tedio mezquino, y que Saramago no debería dedicarse, o haberse dedicado, pues hace un par de años que es un óbito, a escribir sus novelas, en vez de aburrir al lector. ¡Pues a mí no me ha aburrido nunca, qué conste en acta!
Respecto al embuste. Incluso cuenta Castillo del Pino que publicó en su diario personal, para la imprenta, que su amistad con otro escritor era historia pasada. No recuerdo el nombre de ese amigo suyo del que le gusta hablar mal, y despotricar como un descerebrado. Pero a este amigo, no le hizo gracia.
Admito que prefiero inventar. No lastimo a nadie, y además, suelo utilizar (muy poco) esta cualidad. La invención procede de imaginar. En mi caso, es un "¿ Y sí...?" y ahí empieza el anacoluto, las ronchas y esa palabra que empieza pero que nunca termina. Además, tengo la conciencia muy tranquila, a pesar de las oscuridades del alma, que siempre se hallan presentes.

jueves, 12 de julio de 2012

El cuerpo de la escritura

No soy el más indicado para explicar esto. El cuerpo de la escritura no es el mismo de la imagen. Es más técnico, y necesita mucho trabajo y talento para que funcione. También se le llama "forma"; pero jamás he visto una forma tan poco compleja, como el fondo, que es el verdadero cuerpo.
Así y todo, cuando escribo un cuento, nunca sé si funcionará. De hecho, me lleva bastante tiempo y, después de corregirlo hasta la extenuación (me han aconsejado que tampoco lo haga hasta ese punto), he de dejarlo reposar. Y, aún así, después de mucha corrección, si he disfrutado de la escritura, siempre tengo la duda sobre si habrá salido o no.
Confieso que prefiero dudar a la hora de terminar un relato. Nunca estou seguro del todo hasta que no lo leo en el Taller (el Taller de ese momento) y, aún así, no me fío mucho de mi criterio, y escucho el criterio de los demás, puesto que ven o adivinan cosas que a mí se me escapan. Pero el cuerpo es el cuerpo, y su composición no es del todo misteriosa.
Misterioso es cuando no se sabe en que va acabar, o si será creado de partes inconexas. Ha de buscarse la coherencia, pero no tan coherente que pierda la gracia al leerlo. Eso sí, que cada uno escriba según su propio criterio.
Las pautas son opciones válidas, desde luego.

miércoles, 11 de julio de 2012

Escribir para recordar

Cuando sientes la necesidad de escribir has llegado a un punto esencial del propio arte de la escritura: escribes, no sólo por necesidad, sino por placer. Escribes para recordar y revivir hechos pasados y someterlos al tiempo de la ficción, ubicarlos en un nuevo lugar, y transformar lo real en ficción, para que sea más soportable, o, como ficción, sea más digerible.
En mi caso, suelo evocar hechos de mi pasado, en ocasiones, los peores, y los transformo en ficción. Hay un peligro añadido: no siempre se ha de contar todo, basta con adornarlo e inventarlo, que parezca verosímil, claro, hasta el punto de que, dicha verosimilitud, no choque demasiado con la exageración.
En las Confesiones de Voltaire, el autor mezcla mucho de ambos. El lector tiene la sensación de estar leyendo unas memorias literarias; pero, también se le ofrece la sensación de que el propio Voltaire miente como un bellaco. Por suerte para el filósofo francés, éste es honesto. De los hechos que no recuerda su fecunda memoria, dice no recordarlos.
A muchas personas nos sucede lo mismo; pero, en lugar de admitir que no recordamos del todo, adornamos con tintes fantásticos hasta el hecho o evento más vulgar o sin importancia. En mi caso, como soy narrador, o escribidor, y otros han llevado a cabo una misión más profunda que la mía, mis escritos carecen de importancia. Es una lástima que el género memorialista se inicie tarde en España; pero las Confesiones son un buen ejemplo para empezar a imitar, o incluso, mejorar, aquellas efemérides que se ocultan en el abismo de nuestra memoria.

martes, 10 de julio de 2012

Escritos personales

Es curioso: cuando uno cree estar escribiendo para otros, y que lo lean, en realidad, ha escrito antes para sí mismo, sin darse cuenta. La escritura, en ocasiones, traiciona. Aún hablando o escribiendo de temas distintos o ajenos a la vida del autor, la escritura siempre vuelve. Como un bumerán, narramos nuestra experiencia, pero también nos mentimos.
Una aclaración: el escritor es un mentiroso vocacional. Escribe ficciones, y se debate entre las ficciones que escribe y la vida real que, en ocasiones, se inventa, o la interpreta para que el lector juegue con él. Es un juego peligroso. O como el de la ruleta rusa, que es todavía, un juego aún más peligroso.
Tenemos la idea de que el escritor es un dios imposible de hablar con él. Y no es cierto. Con la Red, el escritor se vuelve más cercano pero, al mismo tiempo, es tan idolatrado como en tiempos pasados. Los lectores ponemos o quitamos puntos: este (escritor) es bueno, aquel es mediocre, ese otro no debería ni dedicarse a escribir; pero las apreciaciones dependen de todos los lectores. Para un lector será mediocre el escritor bueno-o buen escritor-, malo el mediocre y el escritor que no debería dedicarse a escribir, un dios de la escritura.
Sobre gustos no hay nada escrito, o está escrito todo; pero va a ser que no. Otra cosa es todo lo contrario, el lado negativo: hay lectores, que se llaman "lectores" pero que no saben leer, no comprenden lo que leen, y elevan los libros más vendidos, y mal vendidos, a la categoría de obras maestras, cuando son ejercicios meramente comerciales. La escritura personal se torna mercado. Kilos de palabras vendo, que vendo barato, o caro, y lo caro se vende bien barato. Y, claro, picamos.
Un ejemplo es la autora de la Crónicas Vampíricas, Anne Rice. Toda la Multilogía sobre Lestat y demás fauna sobrenatural y no muerta es, a mi manera, lo mejor que ha escrito la autora. Estas novelas tenían más fuerza que el par de películas que se rodaron. Bueno, Stephen Frears adaptó muy bien Entrevista con el vampiro, el primer tomo de la serie. Pero no era todo el libro, que conste. Luego, con la serie Las brujas de Salem la cosa se torció. Rice ya no se ocupaba de los vampiros, porque se había convertido al movimiento evangélico tras la muerte de su hijo de cáncer (o su hija, vaya); la escritora se dijo: no más no-muertos. Y su escritura contenía la misma fuerza, pero la obra era exageradamente densa. ¿Qué trataba de demostrar?
Siento ser demasiado deductivo. La autora de Lestat quería demostrar que la fe le da vida, y que modificó su vida. Pero de la serie de las Brujas de Salem cometió un error: era la confesión de su propio cambio religioso y espiritual, y lo plasmó en esta trilogía. Pero sus baremos han disminuido, se ha vuelto más contenida en su escritura, más intuitiva, sin la intelectualidad que movía sus novelas de sus vampiros. Se volvió más técnica, pero perdió naturalidad. De hecho, leer la serie de Salem, es un suplicio, porque no se sabe a dónde nos quiere llevar cuando renuncia a los vampiros, y se dedica al estudio de la brujería novelística. Bueno, por lo menos, fue ella misma, claro.

lunes, 9 de julio de 2012

Imaginación con un poco de ayuda

La imaginación, además de no ser una Musa (una ventaja, sobre todo), es una manera de expresarnos. La imaginación nos ayuda porque nos permite, entre otras cosas, crear mundos inexistentes, y volverlos reales. De alguna manera, es una herramienta, y se usa-no soy quién deba juzgarla-como arma política, en ciertas políticas opresoras en las Dictaduras modernas, que están cayendo.
La imaginación crea, pero también destruye. Centrémonos en la creación. La literaria.
Crear con la pluma es una especie de catársis, pero también un método para conocerse de nuevo a sí mismo, después de conocernos demasiado. Sucede que uno pasea por la calle, pero es imposible que se salude a su propia persona. Es absurdo, pero el planteamiento puede dar lugar a una historia. Se han escrito muchas.
Basta con acumular estas ideas en el repertorio, guardarlas y ya se les sacará partido más adelante. Gracias a la imaginación hemos evolucionado. El mundo no es el mismo desde hace un millón de años.

domingo, 8 de julio de 2012

Lo que sea, en unas líneas

No basta escribir cualquier cosa; pero sí, saber como decirlas, o escribirlas. En muchas ocasiones me sucede que no se me ocurre nada. Incluso escribiendo una entrada cada día, sea en este o en otro blog. Nunca busco la inspiración, si no la idea, alguna idea que sirva de arranque. O procuro escribir ese día, aunque nada tenga.
De ahí la irregularidad de composición de algunas entradas, sean breves o largas. Muy cierto es que, para escribir, no basta con la idea. Funciona, más bien, aquello que se quiere comunicar. Pero un blog sirve para muchas cosas, e importan las líneas que se escriban. No mucho. Para cada blogger el material es el mismo, y la exposición, distinta.
Hoy, por ejemplo, no me encuentro muy brillante, y he aquí que lo privado ha saltado a lo público.

sábado, 7 de julio de 2012

Queda la memoria

Leo, en un aporte de pdf sobre la escritura del diario íntimo, que, en Internet, si queremos empezar la Tercera Guerra Mundial ( o la Cuarta) queda en una batalla de egos. Y es cierto del todo. Hace unos años armé una polémica, en otro blog en que colaboro, sólo porque un lector me gastó una broma referente a la muerte de un personaje que está bastante vivo, pero abandonado (han surgido otras tareas, y me es imposible de ocuparme de ambas series en que es el co y protagonista).
Cierto que, por esa época, me costaba, y aún me cuesta, otorgar cierta materialidad a un personaje de ficción que ha de formar parte de un entramado común. En su momento me disculpé; pero creo que al tipo en cuestión le escoció bastante, sobre todo, porque, ni fui soez, ni lo insulté. Calificar un aviso formal de que el propio lector no sabía en quién se estaba solazando, tiene una ventaja, puesto que, tanto él como yo, somos anónimos.
Otra cosa es la memoria. No he vuelto a armar polémica, no sólo por respeto, sino porque el Webmaster del momento, dueño del blog en que colaboro, y que está casi muerto (el blog, el webmaster, no, y además, es amigo) me dio el aviso de la expulsión. De manera que me disculpé, esta vez sin publicar la disculpa, pero sí en los comentarios.
Pero me tomé ciertas libertades: transformé al Anónimo de los comentarios en un personaje más de la serie. Como no aceptó mis disculpas, lo convertí en personaje de ficción, y antagonista (uno más, de mi personaje principal y del que soy el responsable); omito los datos, puesto que el blog en el cual colaboro se haya en los Blogs Universales de este mismo blog, el Blogroll.
Es posible que yo haya aprendido la lección, pero el Anónimo la ha desaprendido, y habrá desprendido más cosas, después. Así es la memoria.
¿Soy acaso soez por comunicarlo en la Red?

viernes, 6 de julio de 2012

Dimensiones de la escritura

No estoy de acuerdo en que la escritura es de dos dimensiones. Es de tres, e incluso de más, porque se vuelve y se regresa desde el interior hasta el exterior. Nuestra manera de pensar se refleja en la escritura. Quien rechaza la lectura como no válida como actividad intelectual, como pasiva, es posible que se equivoque, en parte, de medio a medio.
Está claro que podemos escribir sin necesidad de leer; pero necesitamos leer, esta experiencia íntima y contrita, para que podamos escribir. Leer sin escribir es válido; escribir, sin leer, depende de varios factores y de la persona. Algunas personas, como yo, necesitamos leer para tener siempre información útil a mano, para poderla utilizar en nuevas composiciones o escritos.
La lectura nunca está de más. Para mí, la lectura me evita el bloqueo, el tan odiado bloqueo que frena toda capacidad de creación. Sirve de llave, o de ariete que rompe el muro. En mi caso, funciona. No sé cómo les funcionará a los demás. Para mí, leer es como el respirar.
No pasa nada si no llego a leer todos los libros que me gustaría. La vida es corta, y hay demasiadas publicaciones, y un exceso de libros que seguirán en aumento. La dimensión de la escritura es algo más que emitir un juicio sobre ella. Hay más rasgando la superficie, y depende de cada persona. Claro que, tampoco es cosa de ir por la calle con el estandarte anunciando que es la escritura, o si las dimensiones dependen más de la Física que de la Literatura.

jueves, 5 de julio de 2012

Manchando cuartillas y folios

Llega el momento en que uno admite que ha perdido muchas cosas, en detrimento de otras. Una de ellas, que ha tenido que empezar desde cero, o que, aquello que se le daba bien en el pasado, se ha transformado en torpeza.
Esto me ha sucedido ayer, durante la Clase Presencial de Patricia Sánchez-Cutillas. Nos mandó escribir la tarea de un cuento sobre el olor y como se exponía, y no me salió. No me preocupó, pero decidí tomar nota de mis errores, y buscar ideas para mejorarlo. Tango unos cuantos días para reescribirlo, corregirlo y aumentar el interés del cuento, que se quedó a medias, y eso que, en media hora, pude escribir claramente en mi letra diminuta.
El cuento era sencillo, pero algo complejo. Uno no puede esperar escribir en 30 minutos, un cuento o relato que le llevaría un par de días. De todas maneras, lo escribiré, pasaré a Word el manuscrito, y lo afinaré en el mismo archivo. Pero resultará que el propio archivo carece de nombre. Ya le buscaré uno.
Por cierto, que es importante saber que la clase se lleva a cabo, y es presencial, desde www.escueladeescritores.com . Muy importante, si tenemos en cuenta que merece la pena ir, y porque, al tratarse de un curso intensivo, se recuperan conocimientos que se habían olvidado. Consultad la página y los cursos. Advierto que son de pago, pero merecen la pena.

miércoles, 4 de julio de 2012

Quehaceres

Siempre hay algo sobre qué escribir. Las líneas que se leen de otros autores, no sólo inspiran, sino que trazan el camino. De todas maneras, aunque la inspiración existiera o ayudara (de hecho, existe) en muchas ocasiones vale más el trabajo. El empujoncito consiste en escribir y leer. Leer mucho.
Mi filosofía es bastante sencilla. Escribo para leer; leo para escribir-más la segunda que la primera-porque ese miindo se nos abre si leemos, y aprendemos, asistiendo a Talleres, la mecánica (no es la palabra adecuada) del mismo.

martes, 3 de julio de 2012

Tomar notas no es tan difícil

No hay reglas, pero sí estrategias. Las notas pueden pasarse a limpio, y lograr lo imposible: forjar una historia. Pero no soy el más aconsejable. Cada uno ha de averiguarlo por sí mismo. Unos de mis defectos consiste en que se me arruga la letra, que ya de por sí, es bastante diminuta. Ya escribí, en otra ocasión, que la comparaban con los carácteres chinos; bueno, es una forma de decirlo.
Luego, me pierdo buscando su significado, que se torna oculto y arcano. De hecho, tengo cuadernos en donde, meses después, ni idea tengo de las notas; pero las descifro cual Indiana Jones en busca de sedimentación arqueológica, por aquello de encontrar la Palabra Perdida (porque, en muchas ocasiones, las palabras se nos pierden, desde luego) que nunca se deja atrapar. O el texto, claro.

lunes, 2 de julio de 2012

Sobre la mesa

No "sobre" la mesa, sino encima de la mesa. Se sobreentiende. En mi caso, tengo un escritorio bastante grande, que nada tiene que ver con el anterior. Es posible escribir en la mesa sobre cualquier cosa, y eso es lo que se utiliza en los Talleres, la mesa, elemento básico para la reflexión, meditación y aprendizaje.
En la escuela, pupitres. En la mesa, es posible compartir ideas, hasta que se adhieran nuevas y originales. No está todo escrito. Andreu Martín lo deja claro en su manual Cómo escribo. Las reglas del juego. Nowbooks. 2012, que ni hay nada escrito aún. La Literatura, y la novela, no han muerto, sino que, con Internet, se ha reavivado, pero en un nuevo soporte.
Incluso para escribir en el ordenador se necesita una mesa (y eso que el portátil se puede llevar a todas partes); pero, el hecho de escribir en la mesa o en la cama (como George Simenon) no cambia el hecho de escribir. Hace milenios que lo hacemos. Y no ha pasado nada.

domingo, 1 de julio de 2012

Otro mes más

Otro mes, sí. No pienso vaticinar nada. Además, se me da bastante mal. Es posible que este mes sea como los anteriores. Aún estamos sumidos en una crisis sangrante, y corren ríos y mares de tinta, hablando una y otra vez, sobre la tan ansiada recuperación para salir del bache.
Somos los herederos de nuestros excesos. Pero esos excesos no son parte de nosotros, sino de los especuladores. Una de las salidas es escribir. Por lo menos, por hacerlo, no te cobran (pero sí, por comprar una o más maneras de pensar); espero que este mes sea interesante, y no tanto más de lo de siempre: la crisis que nos introducen por los ojos.