¡Qué no me vengan con que el ordenador no es artístico! Para escribir hay que cuidar todos los detalles. Dios se encuentra en los detalles; en cambio, el Adversario, siempre se las apañará para demostrar que ama el caos y el desorden.
El mundo no se acaba por escribir en una pantalla. O en un folio. Es posible combinar ambos aspectos, hasta el punto de que se les puede sacar provecho.
Mejora, sobre todo, la capacidad para reflejar nuestras actitudes literarias y artísticas en nuestros escritos. De hecho, Wilde llamaba "arte", a la capacidad de escribir, no sólo obras maestras, sino mejorar el mundo. ¡Lástima que este sublime y magistral autor, muriera solo y en la indigencia, y alcohólico, en París! Wilde sabía qué significaba ser apreciado, no sólo por escribir bien, sino por elevar la propia escritura a la categoría de arte, y no a un mero instrumento administrativo o comercial.
Por eso, el ordenador no empobrece. En sus programas se nos facilita la capacidad para ser más creativos, y empezar cada día, con un hecho interesante que contar.
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