Buscar un empleo al lenguaje, a la palabra, y ver que no se ha perdido nada, sino que se ha hallado. Eso es escribir, imaginar y reflexionar sobre la propia realidad y el lenguaje, la palabra. La palabra que habla o se queda muda, o que trata de gritar, pero en la línea se siente la angustia y la felicidad.
La tentación del conocimiento, de salir del Edén en el que despertamos, para enfrentarnos con la palabra. La curiosidad, manifestación eterna de la busca de saber del ser humano, desde hace tiempo buscadas, y la muestra de prueba de saber, también, qué camino elegir, y que dirección seguir, para mostrar la magia del propio lenguaje.
Decir aquello para mostrar, abrir los ojos del alma, y sentir, por lo menos, la sensación de que escribir cada día, se busca, sobre todo, la capacidad para que el mensaje llegue. Y tener la seguridad de que la última palabra es siempre la primera.
me gustaría saber de donde has sacado este texto, porque he creado un diario personal y me gusta mucho.
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