Barros y lodos

Nuestro retroceso es desesperanzador. Ya no queda nada, porque el empleo se ha destruido. Y el futuro, es menos liviano de lo que creíamos, sino peor. El movimiento de los “indignados” me recuerda un poco a las manifestaciones en los EE. UU.; con la diferencia de que, aquí, se está utilizando para ocultar el lodo de temas de corrupción más importantes.
Se ha dado carta verde al terrorismo peninsular, y los valores ya no existen, o han desaparecido. Lo que más me inquieta es que lleguemos a la cifra de parados de toda España, y que rebase los cinco millones, y se cuatriplique. Entonces, estaremos superando a Grecia, por no tomar medidas sensatas en su momento.
¿El futuro de las familias está hipotecado, pero es una cuestión de votos, que nada tienen que ver con la realidad? Al parecer, los votos han modificado su valor, y un solo voto, en ocasiones, vale más que cinco. Pero reconozco que puedo haberme hecho un lío.
Sí sólo nos quedamos con lo puesto, significa que hemos perdido lo más esencial. De hecho, nuestro retroceso es semejante a la realidad del siglo XVII: sin trabajo y pobreza, con familias desahuciadas, y sin Águila Roja, con la diferencia en nuestra manera de vivir, con tecnología y más ventajas. Y lo demás, son barros.