Lo primero que hago, cuando voy en busca de algún libro u obra de interés, es intentar, por todos los medios, de hallar ese mismo libro. O lo consulto en la recepción de la Biblioteca, que son siempre educados, y sirven de ayuda cuando el libro o la obra que buscas, no la encuentras, o se te ha pasado por alto. Luego, también me paso por los anaqueles, sin éxito, o espero que algún libro me llame. Este fenómeno, que no tiene nada de parapsicológico, es como si el libro te estuviera gritaron: "¡Cógeme, cógeme y sálvame del tedio de descansar aquí!". Porque estamos en España, que, si es en un país del otro lado del charco, la proposición sería hasta indecente. Pero, bueno, lo cierto es que, a la hora de buscar un libro, o consulto en recepción, o en el ordenador, o, mayormente, espero que el libro me llame. De todas maneras, desde hace once años, siempre me he guiado por la consulta, o preguntar por el libro, o navegar entre libros en los anaqueles (físicamente es imposible, de manera que lo escribo en sentido figurado); para muchos no lectores, la Biblioteca es una pérdida de tiempo. Pero para un lector curtido, encontrar un libro se basa más en la probabilidad y la consulta y la suerte, y el tiempo, que es importante, porque los pormenores del tiempo, siempre están ahí, dispuestos a ayudarte o hacerte la zancadilla.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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