David-El abrió los ojos, mientras el bot de cirugía le quitaba las vías.
-Buenos días, señor. ¿Qué tal está?
David-El se estiró.
-Fenomenal.
-Me alegro, señor.
Doc Eckman se presentó en la sala.
-¿Qué tal, hijo?
-Ya empezamos…-se quejó el medio kryptoniano.
Luego, apareció Wayne XXV.
-Muy buen aspecto-dijo-Hay un gimnasio en la Planta Sexta y en la Tercera una Cafetería Restaurante.
-Estupendo. Tengo un hambre de caballo.
-Ahora tengo que irme. He de hacer una llamada-y Wayne XXV salió de la sala.
Mohamed Luthor encendió un puro habano en el Despacho Oval. Memorizó un plan para regresar al medio kryptoniano a su país. Había averiguado que este era español, y recordó la gloria de Al-Andalus. Quinientos años perdidos para nada. La pantalla de plasma chispeó y se presentó el rostro de Wayne XXV.
-Ignoraba que tu religión te permitiera fumar-comentó.
A Mohamed Luthor casi se le cae el puro.
-Deje en paz mi culto-protestó.
-De eso mismo quería hablarle, señor Presidente. De dejar en paz.
-No he hecho nada.
-Nunca ha hecho nada, señor Presidente. Pero deje en paz a mi pupilo, David Kent.
-¿Cuáles son sus intenciones, señor Wayne?
-Mis intereses no importan. Puedo hacer públicas todas sus maneras de destrozar la Constitución, y su modo de ignorar el Código Penal. En realidad, señor Presidente, usted no significa nada. Pero deje en paz al chico.
-Soy el Presidente de los Estados Unidos, ¿qué le hace pensar que puedo o no puedo?
-Ni lo sueñe. No puede. Incluso su mandato puede finalizar hoy, con impeachment incluido.
-Imposible.
-No. Es muy posible.
-¿Me está amenazando?
-No, señor Presidente. Sólo es una llamada de cortesía.
Y se cortó la comunicación. Luthor llamó por el interfono.
-Lo habéis grabado.
-Imposible, señor Presidente. Son protocolos de muy alto nivel. No hemos podido grabar nada. De hecho, los DVD,s están en blanco.
Mohamed Luthor se postró en el sillón, y hundió su cabeza entre las manos. ¿Estaban contados sus años de mandato? No supo que pensar, pero se encontraba muy hundido.
-Buenos días, señor. ¿Qué tal está?
David-El se estiró.
-Fenomenal.
-Me alegro, señor.
Doc Eckman se presentó en la sala.
-¿Qué tal, hijo?
-Ya empezamos…-se quejó el medio kryptoniano.
Luego, apareció Wayne XXV.
-Muy buen aspecto-dijo-Hay un gimnasio en la Planta Sexta y en la Tercera una Cafetería Restaurante.
-Estupendo. Tengo un hambre de caballo.
-Ahora tengo que irme. He de hacer una llamada-y Wayne XXV salió de la sala.
Mohamed Luthor encendió un puro habano en el Despacho Oval. Memorizó un plan para regresar al medio kryptoniano a su país. Había averiguado que este era español, y recordó la gloria de Al-Andalus. Quinientos años perdidos para nada. La pantalla de plasma chispeó y se presentó el rostro de Wayne XXV.
-Ignoraba que tu religión te permitiera fumar-comentó.
A Mohamed Luthor casi se le cae el puro.
-Deje en paz mi culto-protestó.
-De eso mismo quería hablarle, señor Presidente. De dejar en paz.
-No he hecho nada.
-Nunca ha hecho nada, señor Presidente. Pero deje en paz a mi pupilo, David Kent.
-¿Cuáles son sus intenciones, señor Wayne?
-Mis intereses no importan. Puedo hacer públicas todas sus maneras de destrozar la Constitución, y su modo de ignorar el Código Penal. En realidad, señor Presidente, usted no significa nada. Pero deje en paz al chico.
-Soy el Presidente de los Estados Unidos, ¿qué le hace pensar que puedo o no puedo?
-Ni lo sueñe. No puede. Incluso su mandato puede finalizar hoy, con impeachment incluido.
-Imposible.
-No. Es muy posible.
-¿Me está amenazando?
-No, señor Presidente. Sólo es una llamada de cortesía.
Y se cortó la comunicación. Luthor llamó por el interfono.
-Lo habéis grabado.
-Imposible, señor Presidente. Son protocolos de muy alto nivel. No hemos podido grabar nada. De hecho, los DVD,s están en blanco.
Mohamed Luthor se postró en el sillón, y hundió su cabeza entre las manos. ¿Estaban contados sus años de mandato? No supo que pensar, pero se encontraba muy hundido.
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