La mañana empezó con un poco de viento, luego se ha ido calmando, hasta que, ahora, invade la mañana un sol luminoso. Es un buen día, para escribir algo, lo que sea. O, por lo menos, mantener la mente ocupada en esta actividad. O leer. Lo mejor de un día soleado es leer. A diferencia de ayer, que fue un día lluvioso, pero con bochorno, muy poco recomendable para todo el mundo, porque jamás en mi vida había caminado tanto, que llegué a casa destrozado, por un cartucho de tinta. De momento, no me han quedado secuelas, pero el centro comercial, me pareció más grande y más extenso que otras veces, renuncié a visitarlo, porque calculo que debí caminar unos cuantos kilómetros. Por lo menos, este día, tan luminoso y soleado, me consuela de la penuria de ayer, que fue toda una aventura. Además, me sucede que, cuando quedo agotado, no puedo pensar con claridad, el agotamiento me ofusca. Pero no es igual que si entrenara, porque, en el entrenamiento, el cansancio está programado, de ahí que, caminar, se me antoje un reto demasiado complejo por superar. Es la falta de práctica, y no basta, no, el día.
Eight days a week... I love you
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He perdido a algunas personas muy queridas para mí. John es uno. Se fue
hace muchos años un día como hoy. Le quería y todavía le quiero. Es algo
inevitable...
Hace 12 años
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