No es por la tentativa de obtener un futuro mejor. Cada día es un futuro que se vuelve presente, y queda relegado al pasado. Somos víctimas del Tiempo; pero el Tiempo se cumple. Eso no quita que el Tiempo sea comprobable. Porque, cada paso del Tiempo, es un tiempo que pasa.
Un filósofo dejó escrito que el Tiempo es un transcurso de ahoras. A mi manera de verlo, estaba equivocado. Si relegamos nuestra vida al Tiempo, porque existe, pero, también, porque lo hemos definido, congelado, economizado, nosotros. Nos queda velar por las acciones, pero una acción, no es Tiempo, es, sencillamente, un accidente o una serie de circunstancias que, en ocasiones controlamos.
Borges diría que es una sucesión anárquica de hechos o acciones simultáneas. Razón no le falta; pero creó el Aleph, ese agujero en donde todo se registra al mismo tiempo, y se graba, y permanece. Estoy tentado de demostrar que Borges, quizás se inspiró en los Archivos Akhásicos, que muchos ocultistas defienden, pero que la ciencia, rechaza, por comprobar que es imposible la memoria compacta de todo el Universo. Lo único, no sólo llega a la ciencia, sino que es una aberración. Error de la ciencia.
Si Einstein logró definir tanto Tiempo como Espacio, está claro que algo se nos ha escapado. El Tiempo carece de definición, pero no de testigos, y la memoria no deja de ser un eufemismo.
Si hay futuros posibles, los hay en todas la dimensiones. Nuestra manifestación física se compone de tres dimensiones. Si son de cuatro, es que ya no somos humanos, sino que hemos ascendido, o la dimensión de cuatro, la ocupan entes semejantes, pero más evolucionados, que pueden rasgar la dimensión que ocupamos, e invadirla. Pero no está todo dicho sobre el Tiempo. Ni sobre los Futuros.
Somos infinitos seres cubriendo la Galaxia, o el Universo, o los Universos. Hay espacio para todos, pero la conquista es acérrima al ser humano, y poblar otros mundos, es tentador. Porque la conquista indica poder. Pero, ese poder es de doble filo. La hostilidad está presente.
Pero, si me preguntan sobre el Futuro, nada sé decir o pronosticar, porque no soy vidente. Cada uno ha de forjarse el suyo, como dijo Doc Brown en Regreso al Futuro 3. Algunos no pueden, por las circunstancias. Eso no les impide que cumplan con alguna parte del mismo. De hecho, el futuro o futuros posibles, se encuentran en proyecto en nuestro interior. Y doy a Doc Brown toda la razón. Pero no necesito un DeLorean de la General Motors Co. (GMC) para que me lo resuelva. Porque cada futuro es un viaje al pasado, que no deja de ser pasado eterno.
El Futuro es un hecho que todavía no ha ocurrido. Acontecimientos que aún no se han dado, pero que pueden ser posibles, o no. Un vidente puede adelantarlos; pero viviríamos en un sin vivir, sólo por el temor de conocerlo. En la Odisea, Néstor se arrancó los ojos, porque “veía” demasiado pronto la caída de Troya, y para evitar el castigo de los dioses olímpicos, pues conocía hasta el fin del linaje olímpico (la famosa Gigantomaquia); si Néstor fue inteligente al provocarse la ceguera, saber y conocer todos los futuros combinados debe parecerse a una pesadilla, que no termina nunca. Por lo menos, Néstor despistó a los dioses olímpicos, pero se le permitió conocer el futuro, hasta cierto punto. El resto, sería lo definible en locura, según Homero.
Un filósofo dejó escrito que el Tiempo es un transcurso de ahoras. A mi manera de verlo, estaba equivocado. Si relegamos nuestra vida al Tiempo, porque existe, pero, también, porque lo hemos definido, congelado, economizado, nosotros. Nos queda velar por las acciones, pero una acción, no es Tiempo, es, sencillamente, un accidente o una serie de circunstancias que, en ocasiones controlamos.
Borges diría que es una sucesión anárquica de hechos o acciones simultáneas. Razón no le falta; pero creó el Aleph, ese agujero en donde todo se registra al mismo tiempo, y se graba, y permanece. Estoy tentado de demostrar que Borges, quizás se inspiró en los Archivos Akhásicos, que muchos ocultistas defienden, pero que la ciencia, rechaza, por comprobar que es imposible la memoria compacta de todo el Universo. Lo único, no sólo llega a la ciencia, sino que es una aberración. Error de la ciencia.
Si Einstein logró definir tanto Tiempo como Espacio, está claro que algo se nos ha escapado. El Tiempo carece de definición, pero no de testigos, y la memoria no deja de ser un eufemismo.
Si hay futuros posibles, los hay en todas la dimensiones. Nuestra manifestación física se compone de tres dimensiones. Si son de cuatro, es que ya no somos humanos, sino que hemos ascendido, o la dimensión de cuatro, la ocupan entes semejantes, pero más evolucionados, que pueden rasgar la dimensión que ocupamos, e invadirla. Pero no está todo dicho sobre el Tiempo. Ni sobre los Futuros.
Somos infinitos seres cubriendo la Galaxia, o el Universo, o los Universos. Hay espacio para todos, pero la conquista es acérrima al ser humano, y poblar otros mundos, es tentador. Porque la conquista indica poder. Pero, ese poder es de doble filo. La hostilidad está presente.
Pero, si me preguntan sobre el Futuro, nada sé decir o pronosticar, porque no soy vidente. Cada uno ha de forjarse el suyo, como dijo Doc Brown en Regreso al Futuro 3. Algunos no pueden, por las circunstancias. Eso no les impide que cumplan con alguna parte del mismo. De hecho, el futuro o futuros posibles, se encuentran en proyecto en nuestro interior. Y doy a Doc Brown toda la razón. Pero no necesito un DeLorean de la General Motors Co. (GMC) para que me lo resuelva. Porque cada futuro es un viaje al pasado, que no deja de ser pasado eterno.
El Futuro es un hecho que todavía no ha ocurrido. Acontecimientos que aún no se han dado, pero que pueden ser posibles, o no. Un vidente puede adelantarlos; pero viviríamos en un sin vivir, sólo por el temor de conocerlo. En la Odisea, Néstor se arrancó los ojos, porque “veía” demasiado pronto la caída de Troya, y para evitar el castigo de los dioses olímpicos, pues conocía hasta el fin del linaje olímpico (la famosa Gigantomaquia); si Néstor fue inteligente al provocarse la ceguera, saber y conocer todos los futuros combinados debe parecerse a una pesadilla, que no termina nunca. Por lo menos, Néstor despistó a los dioses olímpicos, pero se le permitió conocer el futuro, hasta cierto punto. El resto, sería lo definible en locura, según Homero.
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