
Cabe la posibilidad de que Marte, según Icke, sufriera una hecatombe que lo empujó hacia la elíptica que lleva en la actualidad, y que es posible que, una supercivilización, lo acabara de arruinar, por motivos políticos de conquista o de negocio. Hasta eso, al ex jugador, le sigo. Pero que todo el mundo sea de otra manera, me extraña bastante.
Piensa que nos movemos en una tela de araña en que todo está confuso, o que anulan nuestra mente, de manera genética, para que creamos que la realidad es otra, y bastante pobre. Lo mismo se dice de los Bilderberg, y dudo que sean reptilianos, como él los califica.
Un hecho es cierto, porque otro autor, español, para más inri, lo deja por los suelos. Claro que yo me estoy preguntando quién está pagando, bajo mano, a ambos, para que se ataquen tan sañudamente. En fin, que prefiero no creer a ambos, porque, en el fondo, me da igual. El mundo no es tan conquistable, y la esclavitud, aunque presente, aún está lejos de los mismas supercivilizaciones. Y si lo intentan, me pido primer para golpear al negrero en la mandíbula.
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