Entradas Universales

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Afán de aventura

Escribir consiste en sumirse en mundos creados por uno mismo. Y afán de aventura, o de aventuras; porque la escritura es, sobre todo, un viaje que empieza con cada primera frase. Cada momento es el adecuado, o el más indicado para escribir.
Precisamente, esta sección, esta etiqueta, que nació este año 2012, o que primero, a finales de 2011, decidí, por lo menos, anotar mis impresiones respecto a la escritura. Y no suelo ser el indicado, porque, en mi caso, la narrativa siempre me huye. No logro echarle el lazo.
Pero la escritura, el hecho de comunicar, de narrar, o de tomar notas, inflama el espíritu de los otros, de los lectores. Hay frases que llegan, y despiertan la curiosidad. De hecho, ayer leí unas frases de Descartes, y lo vi todo claro. Era sobre la duda, sobre si debemos dudar de nosotros mismos. Y hay que hacerlo.
De hecho, como escritores (y yo, como escribidor) debemos dudar, No es lo mismo un borrador que la obra finalizada. No es lo mismo un boceto que la obra de arte creada. Impera que, por lo menos, la pasión, a la hora de escribir, de manchar las páginas con tinta -que sangre la tinta- es más una cuestión de ponerse a la tarea. No importa, si al principio, la escritura se niega. Quedan muchos días para intentarlo.
Y ahora, en diciembre del 2012, quedan plasmados o marcadas mis reflexiones. Y sé que no serán las únicas. No basta con escribir, desde luego. Es importante escribir, y llevarlo a cabo, y escribir, desde luego, para poder escribir, para seguir escribiendo.
Estoy divagando, desde luego. Pero tan importante es escribir como leer. Leer para poder escribir. Y tomad nota de vuestras ideas. ¡Quién sabe si servirán algún día! Porque el mundo, ni hablar, no se acaba esta semana, ni estos años. Todo continuará tal cual.
Por eso, cuando tengáis que empezar un cuaderno, no temáis emborronar las páginas y equivocaros. Errar, en la escritura, está bien. Después de todo, la escritura se basa, en muchos casos, en errores, que se corregirán después. Y no hay que olvidar que, el afán de aventura, a la hora de escribir, es necesario. ¡Y dos huevos duros!

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