Es un alivio que se ha presentado pronto. Las dudas también me invadieron. Desde hace años, me he vuelto demasiado empírico, demasiado científico, pero cuando ciertas dudas se ponen en batalla, el conflicto es demasiado evidente para ignorarlo.
Me refiero, claro está, a esas falsas profecías mayas, que han sido manipuladas, como ya escribí en otra entrada, creo que hace un día, que, en un intento infantil por meter el miedo en el cuerpo, ninguna autoridad científica, por lo menos, se ha negado a exponerse en esta tesitura. Solamente los reporteros e investigadores de los canales privados (excepto Telemadrid, que se encuentra en huelga); y es una desilusión, y un desasosiego, que no se tenga en cuenta a los científicos profesionales. Ese olvido, sólo nos puede llevar al caos.
Seguro de que el mundo seguirá -las empresas no piensan en el apocalipsis-, en algunos países, y aquí, en España, muchas familias están construyendo búnkers. Creo que eso servirá para la próxima glaciación, que se demorará dentro de un par de milenios o más. El dinero invertido será en vano. No hay nada más banal que el miedo. Y el miedo hace más daño que la duda, porque eso angustia sobremanera.
Pero, por lo menos, ha quedado claro que no hay que tomar a las profecías tal cual. No nos permitirían vivir, y el mundo ya es un sinvivir constante, como el lodo de un pantano infecto. Y este sinvivir es el provecho de la clase política: cuanto más sinvivir tengamos, más fuertes se harán. España va en camino de unirse a los países más ruinosos, no porque no haya empleo, sino que se destruye empleo, para alimentar a la clase política. Esto está sucediendo ya.
La aproximación al final es una cuestión de criterio. Alemania, y Bruselas, conocedores de la corrupción en nuestra piel de toro, tendrá que meter baza, y las medidas no serán suficientes. Nuestro país se arruina por culpa de los amigotes y familiares de una clase política que sólo piensa en sí misma.
Nada sucederá. Finalizará la década, y llegará otra. Y las profecías jamás han de seguirse a rajatabla, porque no significan nada, si somos dueños de nuestro presente y futuro, que nos lo están arrebatando en nuestras narices.
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