Este mes ha sido uno de muchas catástrofes. Inundaciones, asesinatos, y se han destapado más tramas de corrupción. Es como si el mundo hubiera decidido mirar para otro lado, porque se hace la mala acción, y no hay culpables. Se ha vuelto, una y otra vez, al asunto del Madrid Arena, que ya empieza a oler. No se ha resuelto nada, porque los responsables se están tirando las culpas como en un partido de tenis, con las palabras: no he sido yo. De esta manera, no hay culpables, hasta tal punto, que la ausencia de culpabilidad, cuando los responsables deciden escurrir el bulto, no demuestra salud moral, por ninguna parte.
La crisis nos está castigando aún más, todavía. Vamos a pagar, incluso, lo que deberían pagar los políticos. Que es muy fácil obligar a apretarse el cinturón a los ciudadanos, pero queremos ver resultados. Y, de momento, no hay ninguno.
Ahora, en este último mes, es el momento de las palabras requeridas para felicitar un año que comienza. Cuando esto se dice, este último día, no sirve de nada, porque volveremos a estar como el perro persiguiendo al gato. Nos perseguimos hasta por distintas creencias o cultos. Un ejemplo: Al Assad, que este mes se ha lucido, sobre todo, al atacar a sus propios ciudadanos, porque los dictadores, cuando se quedan sin argumentos, basta el lenguaje de las armas. Al Assad, en su incompetencia, ignora que eso es el último recurso de aquellos que no saben gobernar un país, o que no han sabido nunca.
Pero este mes, además de la muerte de cinco chicas en el Madrid Arena, y hay más víctimas, que los medios han ocultado, la tragedia se sume en una oscuridad tremenda. Bueno, esperemos que, dentro de lo peor, el año que viene no empiece con desgracias. Pero las desgracias, nunca vienen solas.
Que sea una Feliz Nochevieja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario