Toxo y Mendez no han aprendido la lección. Sus falsas proclamas, aún en consonancia con otras huelgas en la Unión Europea, les ha dejado, por lo visto, con las vergüenzas al aire.
Esta manera de patalear, de manipular el pensamiento ajeno, no deja claro que haya vencedores ni vencidos, sino vendedores y vendidos. A los dirigentes de CC. OO. y UGT les duele que ya no les subvenciones, que su existencia está en declive, y es probable que este sindicalismo de enchufe caiga por su propio peso.
Es odioso levantarse por la mañana y ver que cada vez hay más paro en este país y que los propios sindicatos se comporten con una hipocresía total. Quieren que veamos la realidad a su manera, cuando el hito histórico es un espejismo que no existe. O Rubalcaba, que ya no acepta preguntas (espero que no nos toque como Presidente, o arruinará el país del todo, y con su corrupción, lo llevará a la quiebra más sangrante) y el caso es que se actúa bajo una moralidad inexistente, y una falta de ética pronunciada, y los de la extrema izquierda, los antisistema reventando la realidad, que es lo único que hace: molestar.
Estamos rodeados de moscas, desde luego.
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