Como hace ya unos días que perdí todos los archivos, estoy pensando en escribir la novela a mano. Luego, la pasaré a archivo. Me ocupará cierto tiempo, pero será un trabajo en progreso, pero con mapa y brújula. Sé por dónde iré, aunque procuraré arriesgarme por meandros y precipicios, pero no será tan buena como la primera redacción (llevaba unas 30 páginas mecanoscritas) y sé que ya no tendrá la misma fuerza.
Informaré en el blog los pasos que voy dando, desde el primer capítulo. Pero aún me quedarán unos días hasta que decida en qué cuaderno, por ejemplo, empezaré a escribir el borrador, otra vez. Suerte me hará falta, si logro llegar a las treinta primeras páginas (de un total de 150 páginas, claro); pero saber que he perdido incluso los archivos de cuentos de Samuel Espada (del que he decidido escribir, para recuperarlo, empezar una novela corta); y en fin, que, de una manera o de otra, la pérdida restablecerá otras ganancias.
Tengo la esperanza de que la cosa no vaya a peor; pero seguiré adelante, claro.
Pero tardaré unos días, hasta encontrar el cuaderno adecuado de los que tengo en mi poder.
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