Esta imagen me ha llamado la atención. Wonder Woman embarazada, echando la culpa de algo al Hombre de Acero, que ya gasta sus lorzas en la cintura, está más viejo, y la Mujer Maravilla ha perdido todo su encanto y lozanía.
Visto así, es una mala parodia de lo que sería la vida en común de esta superpareja, en donde la relación se está rompiendo, y no parece un lecho de rosas, sino un lecho sin rosas. Wonder Woman le está increpando porque ha llegado tarde, o porque no trae dinero a casa, o porque no le ama como antes (quererlo me parece demasiado fuerte); y así, Krypto se ocupa de traerle el periódico a Superman.
Lo más curioso es que si el dibujante no los hubiera pintado con sus trajes, nadie los reconocería. Dos leyendas del cómic enfrentadas por las vueltas de la vida. Una vida nada prometedora, y es posible que no sea la primera preñez, por el rostro de Wonder Woman.
Superman pinta canas, y no sabe que hacer. Se excusa en un matrimonio fracasado que no llega a ninguna parte, de una vida que quizás eligió sin pensar. Claro que un seguidor del personaje no se queda perplejo, porque habrá imaginado la escena muchas veces. Se debe a los pormenores del tiempo, de una relación casera, demasiado realista, y que los héroes o superhéroes, al final son tan humanos como alguno de nosotros. Basta con imaginar hasta situaciones surrealista. Pero qué más surrealista que un hombre que vuele o de una amazona con superpoderes, y un perro alienígena...
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