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domingo, 5 de junio de 2011

Decisiones peregrinas

En ocasiones hay que tomar decisiones draconianas, por lo menos, para evitar el desastre. A lo largo y ancho de la vida, hay que renunciar a ciertas cosas o actividades. Sea porque ya han llegado a su meta, o porque, de alguna manera, acecha el peligro. O es imposible para una segunda persona.
Es posible que, por estas decisiones, se corra el peligro de quedar mal. Pero yo no lo veo así. El riesgo es cuando esta segunda persona está convaleciente. En primer lugar, no es una excusa, pero cabe el riesgo de que la delicada salud del amigo, peligre. Tal vez, en otro momento, por lo menos.
Y no hay segundo lugar, porque el primero lo resume todo.
Queda entonces por saber si se ha hecho lo correcto, o se ha obrado en consecuencia. Pero la salud de un amigo, es tan importante, como el acontecimiento de otro. Lo que queda, es actuar con corrección. Es decir, si no se asiste a un acontecimiento, no con una excusa, sino por la salud. Y la salud, es lo primero.
Para aquellos que ignoren que significa prescindir de la salud, es lo mismo que perder un valioso tesoro, pero sin encontrar al delincuente. Otro hecho, es tenerla a buen recaudo. Pero el recaudo siempre se da con préstamos e intereses. Porque la salud siempre pasa factura, y con la falta de la misma, la factura se transforma en una dolorosa hipoteca.

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