
Y no sólo eso, si no que los recibe multiplicados, hasta el punto de que, en este caso, prefiere no sufrirlos. Lo que no es agradable es escuchar un trueno, cuando te duele la cabeza. No sólo empeora el dolor de cabeza, a más no poder, sino que da la sensación de que se salta la tapadera craneal, y retumba en los oídos.
Pero, por lo menos, espero que junio, a pesar de ser tormentoso, nos regale días estivales, mientras espero el momento de agarrar las mancuernas, y transformar algo de grasa, en músculo. Continuaré escribiendo, a pesar de las agujetas.
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