Hans Axel von Fersen, amante de la Reina de Francia, con el consentimiento de Luis XVI. Lo dejó pasar, porque se trataba de una unión política y monárquica de Estado, y porque Luis XVI, en el fondo y exteriormente, siempre fue débil, y no le negaba nada a su María Antonieta. La figura de cera no le da mejor aspecto, pero es lo que hay.
Fersen, noble holandés, podía haber salvado a su amante, pero, debido a que, con el tiempo, se volvió más duro y arisco, poco después de recibir el anillo de la descabezada mujer, decidió ir a París, por última vez, donde fue apedreado y muerto, tal como esperaba.
Yo me pregunto: ¿Por qué se hacen estas tonterías por el otro ser? Carece de toda lógica y, desde luego, está fuera de lugar. Creo que basta con el recuerdo, y no dar la vida, cuando es demasiado tarde. Es más, me parece una actuación absurda. Es igual que el personaje que se quiere tirar desde un tejado, porque su amada ha caído, no precisamente, en los brazos de otro. Peor es que, encima, se haga la falta, y luego, tras el abandono, no te den ningún tipo de explicación. Fersen sólo supo de la muerte de ella.
Fersen, noble holandés, podía haber salvado a su amante, pero, debido a que, con el tiempo, se volvió más duro y arisco, poco después de recibir el anillo de la descabezada mujer, decidió ir a París, por última vez, donde fue apedreado y muerto, tal como esperaba.
Yo me pregunto: ¿Por qué se hacen estas tonterías por el otro ser? Carece de toda lógica y, desde luego, está fuera de lugar. Creo que basta con el recuerdo, y no dar la vida, cuando es demasiado tarde. Es más, me parece una actuación absurda. Es igual que el personaje que se quiere tirar desde un tejado, porque su amada ha caído, no precisamente, en los brazos de otro. Peor es que, encima, se haga la falta, y luego, tras el abandono, no te den ningún tipo de explicación. Fersen sólo supo de la muerte de ella.
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