A algunos, más trabajo en la oficina, o en las tiendas se notará que la riqueza se acumula de manera caprichosa, tanto para unos, como para otros. Fortuna es posible que ya no dé más de sí, sino que enriquezca a los chinos, que, desde luego, no tienen ningún problema, a la hora de hacer negocio.
Del Zejador, es posible que, en este caso, ya haya vendido la soberanía española, y traten, sus ministros y vices, de repartirse lo que queda de los despojos del país, que han dejado por el camino. Lo de la crisis ha supuesto para España, más pérdida de empleo y, por ende, una mayor pérdida de valor. Si así no es, vean como Alemania y Francia se retractaron, el último día del mes pasado, con la excusa de que los pepinos venían contaminados con la bacteria E. coli; una bacteria familiar, que permanece con nosotros hasta el final de nuestros días en los intestinos, y de animales y en las hamburguesas, y más.
No pienso vaticinar nada, porque junio nos puede dar muchas sorpresas. En parte, porque nuestra tasa de desempleo es descomunal (20, 4 %, y subiendo); ya los mercados no se fían de España, ni de los españoles.
No es que hayamos retrocedido diez años, al dejar a Bildu apropiarse de la mayoría de los Ayuntamientos y Concejalías del País Vasco, porque suena hasta raro que Euskal Herria, suene a país en el interior de un país. Pero será mejor estar al loro, por lo que pudiera suceder.
Y los indignados, a pesar de las chinches y las pulgas, seguirán en la Puerta del Sol. Por cierto, que no pienso pasar por ahí, sino por Arenal y las calles alternativas, para llegar a la Plaza Mayor.
Nos espera un mes movidillo, desde luego.
Del Zejador, es posible que, en este caso, ya haya vendido la soberanía española, y traten, sus ministros y vices, de repartirse lo que queda de los despojos del país, que han dejado por el camino. Lo de la crisis ha supuesto para España, más pérdida de empleo y, por ende, una mayor pérdida de valor. Si así no es, vean como Alemania y Francia se retractaron, el último día del mes pasado, con la excusa de que los pepinos venían contaminados con la bacteria E. coli; una bacteria familiar, que permanece con nosotros hasta el final de nuestros días en los intestinos, y de animales y en las hamburguesas, y más.
No pienso vaticinar nada, porque junio nos puede dar muchas sorpresas. En parte, porque nuestra tasa de desempleo es descomunal (20, 4 %, y subiendo); ya los mercados no se fían de España, ni de los españoles.
No es que hayamos retrocedido diez años, al dejar a Bildu apropiarse de la mayoría de los Ayuntamientos y Concejalías del País Vasco, porque suena hasta raro que Euskal Herria, suene a país en el interior de un país. Pero será mejor estar al loro, por lo que pudiera suceder.
Y los indignados, a pesar de las chinches y las pulgas, seguirán en la Puerta del Sol. Por cierto, que no pienso pasar por ahí, sino por Arenal y las calles alternativas, para llegar a la Plaza Mayor.
Nos espera un mes movidillo, desde luego.
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