Nos acercamos al penúltimo día de la Semana de los Cuadernos. Nos han acompañado ilustraciones y fotografías. Hemos visto que un cuaderno sirve para muchas cosas. Y que los escritores siempre llevan uno, y no sólo los escritores, sino, por supuesto, pintores y artistas.
Cuando se tiene un cuaderno a mano, basta con empezar a rellenarlo. Poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. O cuando llegue el momento de anotar las impresiones de esta realidad, tan cambiante.
El cuaderno es la significación de toda persona, porque refleja la personalidad de la misma. O bien, se trata de una manifestación de la curiosidad y la investigación, como en Van Gogh o Leonardo Da Vinci.
Pero, lo más manifiesto, lo más recóndito, es saber que alberga los movimientos de nuestro interior. Las tormentas, los días claros, las noches más oscuras, y algún que otro paseo turístico por el cementerio. Si las ideas no se anotan, estas mueren para el día siguiente.
Más de uno habrá tenido la idea de plasmar alguna idea interesante, sin mucho éxito, porque la olvidó esa misma noche. ¿Cuántas ideas se habrán perdido? Es posible que millones, y ya son irrecuperables, porque habrán pasado a ser de otra persona.
Por eso el cuaderno está ahí, para que las ideas sean legítimas, o los pensamientos, o lo que surja. Porque un cuaderno es único, pero también, universal.
Y todo lo universal significa todo lo que contiene, en conjunto, el Universo, con la diferencia de que hay tantos cuadernos, como universos. En este caso, hablamos del Multiverso, porque la Tierra, es un aglomerado de universos animales, vegetales, minerales, acuáticos y humanos. Tal como dejó escrito Jacques Valleè: “Hay muchos mundos, pero todos, están en este”. Sabias palabras viniendo de un ufólogo, pero que sirven también, para ilustrar la utilización masiva de los cuadernos.
Cuando se tiene un cuaderno a mano, basta con empezar a rellenarlo. Poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. O cuando llegue el momento de anotar las impresiones de esta realidad, tan cambiante.
El cuaderno es la significación de toda persona, porque refleja la personalidad de la misma. O bien, se trata de una manifestación de la curiosidad y la investigación, como en Van Gogh o Leonardo Da Vinci.
Pero, lo más manifiesto, lo más recóndito, es saber que alberga los movimientos de nuestro interior. Las tormentas, los días claros, las noches más oscuras, y algún que otro paseo turístico por el cementerio. Si las ideas no se anotan, estas mueren para el día siguiente.
Más de uno habrá tenido la idea de plasmar alguna idea interesante, sin mucho éxito, porque la olvidó esa misma noche. ¿Cuántas ideas se habrán perdido? Es posible que millones, y ya son irrecuperables, porque habrán pasado a ser de otra persona.
Por eso el cuaderno está ahí, para que las ideas sean legítimas, o los pensamientos, o lo que surja. Porque un cuaderno es único, pero también, universal.
Y todo lo universal significa todo lo que contiene, en conjunto, el Universo, con la diferencia de que hay tantos cuadernos, como universos. En este caso, hablamos del Multiverso, porque la Tierra, es un aglomerado de universos animales, vegetales, minerales, acuáticos y humanos. Tal como dejó escrito Jacques Valleè: “Hay muchos mundos, pero todos, están en este”. Sabias palabras viniendo de un ufólogo, pero que sirven también, para ilustrar la utilización masiva de los cuadernos.
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